Carecer de una caracterización de lo que sucede en el mundo es una
falla metodológica que se agudiza en el contexto actual, de crisis excepcional.
La situación mundial actual, es aún
más grave que la de 2008.
En aquel momento había "un endeudamiento privado fabuloso para financiar el
consumo... el rescate de bancos y empresas (generó) "un endeudamiento
público sin precedentes". España, por ejemplo, pasó de una deuda
equivalente al 40 por ciento de su PBI a otro superior al 120 por ciento de ese
producto.
Los Estados se
endeudaron para rescatar los sistemas financieros, al tiempo que quebraron en
casi toda Europa los llamados sistemas de bienestar social. En el ejemplo español, la
desocupación trepó al 24 por ciento.
"Lo más interesante
es que ninguno de esos ajustes alivió la carga mundial de la deuda". (VER TEXTO ANEXO 1)
¿Por qué la
situación es hoy peor que en 2008?: un informe del Banco Internacional de Basilea
(llamado "el banco central de los bancos centrales") indica que
"los recursos financieros y políticos usados en 2007 para rescatar, hoy no
se podrían usar porque se encuentran agotados".
Existe,una enorme crisis
sistémica de sobreproducción. China, por ejemplo, produce ella sola
acero suficiente para atender la demanda de todo el mundo. "Las crisis de sobreproducción
-añadió- producen una distorsión estadística, porque todo lo que se produce es
considerado parte del PBI. Pero cuando se produce en exceso hay una
desvalorización del capital que lo produce y de las mercancías producidas
(...) lo que
hoy se discute en Grecia es si se sale mediante una hambruna general para
mantener el valor de los capitales o si se producirá una gigantesca
desvalorización de capitales para reanudar el proceso productivo sobre una
nueva base, que nadie, sin embargo, vislumbra". Esto,
concluyó,
"en términos históricos y sociales es un colapso que traerá grandes
rebeliones y crisis políticas internacionales". (VER TEXTO
ANEXO 2)
Argentina
Este contexto histórico se encuentra ausente
en el debate polìtico.
La crisis mundial se
manifiesta en nuestro país "en desequilibrios monumentales".
A modo de ejemplo,un solo dato: la deuda del
Banco Central es igual al total de los depósitos a plazo fijo. "Y como el
Estado no le va a pagar al Central y el Central no le va a pagar a los bancos,
estamos en una situación como la previa a la crisis de la convertibilidad".
La salida a este estado de cosas "la
discuten los grupos económicos, los grandes intereses, pero no está en la
agenda del debate polìtico. Los principales de los partidos patronales,
"siguen la línea de la devaluación y el tarifazo para corregir esos
desequilibrios; es decir, una nueva tentativa de descargar la crisis sobre las
espaldas de los trabajadores".
Liberalización como proyecto
En el medio plazo se propone la vuelta a la liberalización,
buscando inserción en la Alianza del Pacífico y toda forma de privilegio al
libre comercio y promoción de la seguridad jurídica de las inversiones
externas.
La “seguridad jurídica” significa lineamientos políticos,
económicos, legales que aseguren ganacias extraordinarias a expensas de la
clase trabajadora; significa flexibilización laboral, reducción del costo
laboral.
Convalida un modelo
productivo dependiente de la dominación de los capitales transnacionales y la
subordinación a la lógica hegemónica del capitalismo mundial.
Supone un país
proveedor de materias primas, principalmente soja, con una industria de
ensamble, ejemplo de las automotrices, y dependiente, junto a un espacio
favorable a la especulación financiera, entre plazos fijos, compra venta de
dólares o inversiones en la bolsa.
Una realidad excluyente socialmente, poco propicia para hacer
realidad el objetivo de pobreza cero planteado hacia 2019.
Por eso no sorprendieron las aceleradas negociaciones en EEUU
para saldar el conflicto con buitres y justicia neoyorkina, favoreciendo el
retorno a los mercados mundiales de préstamos.
Claro que en un momento no favorable para países como la
Argentina, ya que la política monetaria y financiera de EEUU, con la suba de la
tasa de interés, disputa el destino del capital mundial.
No alcanza con buena letra política, especialmente en
momentos de crisis de la economía mundial, con apreciación del dólar contra las
demás monedas y por ende, coincidiendo en la baja del precio de las
commodities, especialmente de la soja.
Argentina y la región solo interesan al capital mundial en
tanto fuente de rentabilidad.
Los capitales hegemónicos y los principales ámbitos de
decisión mundial, como los gobiernos de los principales países capitalistas y
los organismos internacionales, pueden apreciar el sentido político de las
definiciones gubernamentales de la Argentina, lo que no significa viabilizar
condiciones económicas para la superación de los actuales problemas.
El proyecto liberalizador habilita la posibilidad para
negocios del poder económico y augura fuertes restricciones a la satisfacción
de amplias necesidades de una parte mayoritaria de la sociedad argentina.
En el horizonte mediato figura el mayor endeudamiento público
y privado; la consolidación de una orientación hacia el monocultivo sojero y el
extractivismo mega minero y petrolero (fracking), que solo será posible si se
conceden beneficios especiales a las inversiones externas necesarias para su
materialización.
La baja mundial del precio del petróleo induce el ajuste de
las petroleras en sus proyecciones sobre hidrocarburos no convencionales,
poniendo en duda la viabilidad de los proyectos locales.
Solo con concesiones
gigantescas podrán llegar inversiones y préstamos a la Argentina.
De este modo, el consenso político para el cambio de gobierno
se desgastasta ante la ausencia de respuestas integrales en términos de calidad
de vida de la mayoría de la población.
Inflación y paritarias
Entre las que están en curso, remitimos a los cambios de los
precios relativos generados desde la devaluación, con importante peso en la
evolución de la inflación.
si conocemos del alza de precios de los alimentos y
medicamentos, entre otros rubros, asociados a la discusión por incrementos
asegurados de los combustibles y los automotores. Ni hablar de la corrección de
las tarifas, más allá de la “tarifa social” para una minoría de la población.
¿Cuál será el precio de la fuerza de trabajo? Es un tema
urgente en el debate paritario, que tiene a los docentes como testigo en el
comienzo de año.
. Por más que se pretenda, no solo existe iniciativa política
en el poder, sino también capacidad de acción en las clases subalternas.
La distribución del ingreso es parte de la batalla en estas
horas. Claro que la quita y disminución de retenciones jugó a favor de la
rentabilidad de un núcleo pequeño de la cúpula, generando réplicas para
arrancar compensaciones hacia los ingresos populares.
No hay duda que las medidas monetarias financieras asumidas y
las correcciones fiscales vía reducción de retenciones y subsidios tarifarios,
definen una redistribución regresiva de recursos económicos desde la mayoría de
la sociedad al sector más concentrado del capital.
“El salario mínimo
consagra la pobreza para millones de trabajadores”. “Los $ 6 mil que se
percibirían hasta agosto del 2016 no llegan al 50% de la canasta familiar,
que la Universidad de Rosario calculó en más de $14 mil y que
conquistaron los trabajadores aceiteros en sus paritarias”.
Qué debe
cubrir el mínimo
El salario mínimo,
asociado legalmente al concepto de canasta familiar, ha pasado a ser en los
hechos un ingreso por debajo del nivel de pobreza, del que están excluidos, además, los trabajadores rurales, el personal
doméstico y, de hecho, casi un 50% de la masa laboral entre trabajadores en
negro, monotributistas individuales y "sociales".
El Consejo del Salario, bajo dominio del
Estado y las asociaciones que constituyen el 100% del empresariado y con el
visto bueno de la burocracia sindical, jamás abordó, en la "década
ganada", el trabajo en negro.
Tampoco la actualización del seguro de desempleo, que está congelado desde 2006
en 400 pesos mensuales.
Se debe
exigir un salario
mínimo equivalente a la canasta familiar, tal como lo exigieron los
aceiteros.
“Esto salda el
debate sobre los indices de pobreza porque con un salario mínimo de 6 mil
pesos, millones de trabajadores estarán por debajo de la canasta básica”. “Al
mismo tiempo, el 40% de los trabajadores que se encuentran en negro y
precarizados no recibirán siquiera este importe”.
La devaluación y el tarifazo, además, "son una salida
falsa" que acentùa los desequilibrios que se proponen combatir
Otro horizonte para la producción y el consumo
Las viejas penurias se potenciarán con las nuevas, lo que impone discutir la posibilidad de otro horizonte para la
economía, la producción, el consumo y el desarrollo.
A cuarenta años del golpe genocida de 1976, el programa de máxima de las clases dominantes se abre camino,
definiendo la ofensiva del gran capital sobre el trabajo, la naturaleza y la
sociedad.
El resultado es la
miserabilización de la mayoría de la sociedad.
Variadas resistencias en estos años construyeron condiciones
objetivas y subjetivas para enfrentar ese programa hegemónico.
Debemos oponernos
al ajuste, la convocatoria a un Congreso económico de los trabajadores para
"establecer prioridades de desarrollo económico, social y político".
abordar la conformación de u na banca
pública y el fortalecimiento de un sector público que busque el desarrollo
integral y planificado de los recursos económicos y su control democrático,
dando prioridad la satisfacción de las necesidades sociales y no la explotación
de los trabajadores, una utilización racional de los recursos naturales y no su
expolio. En definitiva, se trata de establecer bases de cooperación entre países que permita un desarrollo integral de todos, en lugar de la competencia en beneficio de los más poderosos. Son las respectivas clases dominantes de cada país las que nos están imponiendo medidas de ajuste, a sus trabajadores y a los de los demás países, en su propio beneficio y son ellas las que están alimentando la posibilidad de nuevos enfrentamientos entre las naciones.
Recorte de textos de J Gambina, J Jimeno, Carlos Sanchez
Mato, J. Altamira, Paula Bach
******************************************************************************************************************************
TEXTO ANEXO 1
///// pues la crisis del sistema financiero
internacional que comenzó en 2008 con la quiebra del banco Lehman Brothers y
las tristemente famosas hipotecas subprime, fue el detonante de la peor crisis
económica del capitalismo mundial desde la gran depresión de 1929. El que fuera
el detonante no lo convierte en el origen del problema y cometeríamos un grave
error si consideramos que fue éste momento el inicio de la crisis. Ésta venía
gestándose desde hacía tiempo y, aunque no podemos desligarla de la hipertrofia
del sector financiero [4], es inevitable relacionar la sobredimensión del mismo
con la incapacidad de la llamada economía real para ofrecer una tasa de
ganancia atractiva a los poseedores de capital. La pretendida auto-regulación de los mercados financieros ha brillado por su ausencia y ha generado burbujas especulativas que, como en el caso español, han concentrado las inversiones de capital en sectores como el inmobiliario, las grandes infraestructuras y la internacionalización de las grandes compañías, con una deficiente asignación de recursos en otros ámbitos. La deriva de ese funcionamiento del sistema ha tenido como consecuencia el excesivo e insostenible endeudamiento de los agentes económicos.
Hay dos lecciones importantes que sacar de esta crisis, estas son: que lo único que ha impedido que sistema financiero privado internacional haya quebrado han sido las astronómicas ayudas públicas recibidas. Y que con esas ayudas públicas se ha salvado a los grandes accionistas mientras se ha condenado a una gran parte de la población al paro y la pobreza.
En octubre de 2008, el primer plan de rescate de Wall Street presentado por el secretario del Tesoro, Hank Paulson implico: 250.000 millones dólares para recapitalizar bancos, 500.000 millones de avales a empresas en crisis, 500.000 millones para la compra de hipotecas basura, 500.000 millones para salvar planes de pensiones privados… ¿alguien cree que sin esta masiva intervención del estado el sector financiero de Estados Unidos habría sobrevivido?
Pero Europa no se queda atrás. Entre diciembre de 2011 y febrero de 2012 el Banco Central Europeo (BCE) prestó más de 1 billón de Euros (1.000.000.000.000€) a unos 800 bancos europeos, a un plazo de 3 años y al 1% de interés, no teniendo que pagar los intereses hasta el final de la vida del prestamos. Este programa lleva el nombre de LTRO (Long Terme Refinancing Operations).
A esto se puede añadir unos 2 billones de euros (2.000.000.000.000€) de ayudas de los gobiernos para la recapitalización de los bancos europeos mediante inyecciones de capital y garantías publicas de los gobiernos de la Unión Europea para asumir las deudas bancarias en caso de necesidad. Y en esta línea se enmarca la nueva política del Banco Central Europeo de adquisición de activos que está cebando una nueva bomba que terminará estallando. Cuando lo haga, los mismos que contribuyeron a su explosión, mostrarán asombrados gestos de incredulidad ante los efectos de esta nueva burbuja y dirán una vez más que nadie lo supo ver.
La contrapartida a estas ayudas masivas a la banca privada ha sido el crecimiento exponencial de las desigualdades sociales. El caso griego es paradigmático. A cambio de unos paquetes de rescate de unos 226.500 millones de Euros (comparen esta cantidad con las anteriormente mencionadas), a Grecia se le han exigido unos planes de austeridad que han provocado que un tercio de su población caiga en la pobreza y la exclusión social. Recientemente Christine Lagarde, presidenta del FMI, comenzaba un discurso diciendo que “el mes pasado casi me atraganto con mi yogur del desayuno cuando vi la primera página de un periódico económico”. El motivo fue leer que el gestor de fondos de alto riesgo mejor pagado del mundo había ganado el año pasado (2014) 1.300 millones de dólares. Y que los 25 gestores mejor pagados habían ganado 25.000 millones. Es comprensible que casi se atragantase pues la “pobre” Christine tiene un sueldo anual libre de impuestos de solo 467.940 dólares. Tanto el FMI como la OCDE reconocen abiertamente que durante esta crisis la desigualdad entre ricos y pobre ha crecido a favor de los primeros, hasta el punto de considerar que el crecimiento de la brecha de la desigualdad está poniendo en riesgo la incipiente recuperación económica. Según los estudios de la OCDE, actualmente el 10% de la población más rica de los países de la OCDE gana 9,6 veces más que el 10% menos favorecida. En la década de los 80 la diferencias era de
El resultado
final de esta edición de la lucha de clases está todavía por definir pero, es
evidente a la luz de los datos anteriores, que la clase dominante está
obteniendo un éxito total hasta ahora. Para que las tornas cambien y es preciso
que las clases populares, la mayoría social, reivindique otro sistema y se
convenza de que hay alternativas a la deriva que solo ocasiona exclusión y
sufrimiento.////////
TEXTO ANEXO 2
//////
El crecimiento económico mundial está resultando “demasiado lento por
demasiado tiempo”, había advertido la directora del FMI, Christine Lagarde.
Días más tarde el organismo anunciaba un nuevamente revisado a la baja
crecimiento mundial para el año en curso del 3,2% mientras advertía sobre
mayores riesgos para la estabilidad financiera. Por su parte y hace unos días
el G-20 (que aglutina a las veinte mayores economías del mundo) reunido en
Washington, coincidía en pronosticar un modesto crecimiento global con
tendencias a la baja para este año. También la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió un alerta por la desaceleración de las
grandes economías avanzadas en particular Estados Unidos, Inglaterra y Japón,
junto con la pérdida de impulso de la economía alemana.
Los riesgos -sin duda alguna muy reales- expresados como
insistente coincidencia de los organismos internacionales, se asemejan a un gran
lobby sobre la Reserva Federal norteamericana para evitar una eventual y
altamente riesgosa suba de tasas. Entre tanto, en esa gran pajarera que es la
Fed, se moderaba la riña entre “palomas” y “halcones”, al tiempo que la “voz de
aura” de la presidencia llamando a la “cautela” parecía marcar un norte
bastante claro.
Temores por un nuevo 2008
Como señalamos en otra oportunidad –y en parte, a diferencia
de 2008- los factores que se entremezclan y amenazan con un nuevo estallido y/o
una nueva recesión resultan múltiples y bastante inasibles. Formulados un tanto
caóticamente: la cuestión china, el riesgo de Brexit (salida del Reino Unido de
la Unión Europea), la caída del precio de las materias primas y en particular
las cuestiones petrolera y bancaria, la reversión del flujo de capitales hacia
el centro, la aguda crisis de Brasil, los problemas de deuda en los llamados
“emergentes” que se agudizan con la inversión de la ruta de los capitales y los
primeros síntomas de contracción de las ganancias en Estados Unidos, son
algunos de los más destacados. Todos ellos amenazan con magnificarse y
traducirse en un eventual nuevo 2008 si efectivamente la Fed retomara su
programa de incremento progresivo de tasas de principios de año.
Pero pase lo que pase en la coyuntura económica
internacional –si hay algo que pueda llamarse así- en gran parte las cartas ya
están echadas si se piensa en el más largo plazo. China no volverá a crecer a
las ya afamadas “tasas chinas” y ello quita sustento “real” a las políticas monetarias
expansivas (los capitales retornan a “casa”) poniendo de manifiesto su costado
“ineficaz”. Y esta contradicción se hace presente en el corto plazo de un modo
múltiple: por un lado las políticas de dinero barato devienen una amenaza
potencial mayor para la economía norteamericana, por el otro aparecen como una
de las mayores preocupaciones si una nueva recaída se produjera y finalmente
–lo que más preocupa al “ahora” de los organismos internacionales- que el
remedio -su incremento- podría resultar mucho peor –¡“Dios” sabe cuánto!- que
la enfermedad.
¡A las tasas…!
Como también señalamos hace un tiempo, los límites de la
“sinergia” entre políticas monetarias y sus fuentes “reales” -o sea fuentes
para la creación de valor y plusvalor, léase China y “emergentes”- hicieron
sonar las alarmas. Hace rato que los alertas sobre el riesgo inminente de una
suba de tasas, se acompañan de voces crecientes que reclaman “políticas
fiscales” expansivas en las economías centrales.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi,
acusando recibo de la situación y sumándose a la “cruzada internacional”,
mantuvo la tasa de interés en cero, enfrentó con dureza al ministro de finanzas
alemán –Schaüble “el terrible”- y prometió para junio una para nada “progre” aunque
“anticíclica” –eso sí- compra de deuda corporativa de empresas que no sean
bancos, incluyendo a las compañías aseguradoras. Según Thomas Fazi se trata de
una medida sin precedentes, un gran regalo a las multinacionales que hará que
el Banco Central inyecte dinero directamente en las grandes empresas no
financieras. Tampoco se privó Draghi –el “Supermario”, como lo llaman- de pedir
reformas y sobre todo “inversión en infraestuctura” a nivel europeo y nacional.
La doble cruzada por mantener políticas monetarias
expansivas e implementar políticas fiscales (inversión pública,
fundamentalmente) que aúna al FMI, al Banco Mundial, a la OCDE y al Banco
Mundial, entre otros, tiene su jerarquía. Y como de costumbre es pragmática. Lo
primero es lo primero… “¡A las tasas! (bajas)” es la voz de mando. Lo otro -la
inversión pública en los países centrales- es un hipotético y poco convincente
sustituto de verdaderas fuentes “reales”, aunque podría tomar cuerpo en algún
país o en varios, en un futuro, según la magnitud y derivaciones políticas que
adopte la crisis.
“Demasiada capacidad instalada”
Lo dijimos pero vale la pena insistir. Llama la atención que
tras tantos años de bajo crecimiento de la inversión y la productividad en el
“centro”, recién ahora, los organismos internacionales se muestren tan
preocupados por el carácter “insuficiente” o “ineficaz” de las políticas
monetarias expansivas para estimular la economía real. Incluso, no es que el
amplio degradé que compone el ala de los economistas neokeynesianos como
Stiglitz, Krugman y hasta Summers, no lo haya mencionado. Lo hicieron, pero muy
tímidamente y mientras apoyaban políticas de tasas bajas como “mal menor”.
Sin embargo ahora sus exponentes más de “izquierda”, como
Stiglitz, irrumpen denunciando la ausencia de una relación positiva entre bajas
tasas de interés e inversión –una verdad a gritos. Señala que durante los
últimos años, tasas -incluso negativas en términos reales- acompañaron caídas
en el crecimiento de la inversión integrada mayoritariamente por plantas y
equipos. Remarca Stiglitz que según datos de la OCDE en Estados Unidos, la
inversión cayó desde el 8,4% del PBI en el 2000 al 6,8% en 2014 y en la UE del
7,5 al 5,7 en igual período. Agrega que manifiestamente es absurda la idea de
que las corporaciones estarían dispuestas a realizar un gran número de
proyectos si solamente las tasas se redujeran en otros 25 puntos básicos y que
a decir verdad las corporaciones están sentadas sobre cientos de miles de
millones de dólares porque ya tienen demasiada capacidad instalada –hemos
insistido sobre este punto.
Pero para Stiglitz, el verdadero problema reside en que las
empresas pequeñas y medianas –las que necesitan crédito de los bancos- no
pueden tomar préstamos a la misma tasa de interés de los bonos del tesoro.
Remarca que por más negativas que sean las tasas, existe una gran brecha
–spread- entre la tasa de interés que fijan los bancos y la tasa de los bonos
del tesoro. Por lo que concluye que los bancos no desempeñan ningún papel en el
modelo económico que los formuladores de política monetaria vienen
implementando. En definitiva, y siempre según Stiglitz, mientras la capacidad
de las políticas monetarias para restaurar una economía en declive son
limitadas, confiar en el “modelo equivocado” evita que los bancos centrales
contribuyan en la medida de sus posibilidades, pudiendo incluso causar un
empeoramiento de la situación.
Sin pretender desarrollar aquí una polémica con Stiglitz es
preciso remarcar que su fundamentación contiene como mínimo tres puntos
extremadamente débiles. El primero es una simple contradicción en los términos:
suponiendo que las pequeñas y medianas empresas tuvieran efectivamente acceso
al crédito barato ¿dónde invertirían si –como bien señala- las corporaciones
que manejan todas las palancas de la economía tienen capacidad instalada
excedente? Si existiera “espacio virgen” para la inversión lucrativa, sería
utilizado por las grandes corporaciones…El segundo, guarda la enorme ingenuidad
–por decir lo menos- de presuponer que el problema de los bancos centrales
reside en sus “esquemas teóricos” desactualizados…El tercero, derivado del
segundo, consiste en disfrazar de “error teórico” los maravillosos salvatajes
-fundamentalmente bancarios- que los estados de los principales países centrales
vienen operando post 2008 sin olvidar el regalo a las multinacionales no
financieras que el Banco Central Europeo está prometiendo para junio próximo.
No se trata ni de “errores” ni de “excesos”…Son políticas
destinadas a salvar al gran capital concentrado que, como está inscripto en la
propia lógica del desarrollo del sistema capitalista, es el que tiene la sartén
por el mango. Pero el asunto es que las políticas de salvataje son eficaces
mientras en alguna parte se esté creando valor y plusvalor. Dicho de otro modo,
mientras existan sectores de la economía o alguna economía que ostente niveles
de crecimiento real capaz de absorber al menos parte de las masas de capital
que no encuentran lugar para su valorización productiva. Ese rol durante los últimos
años, lo cumplieron –aún de manera parcial- China, los “emergentes”, las
materias primas y en particular el sector “shale” gasífero y petrolero en
Estados Unidos.
Son las limitaciones que todos estos sectores unánimemente
están presentando, las que ponen nerviosa a una gama muy amplia de actores.
Gama que tuvo poco que decir en tanto el esquema funcionaba, incluso con muy
bajo crecimiento de la inversión, la productividad y la economía en los países
centrales. De todos modos y en el mientras tanto, sospechan que el retiro de
las políticas monetarias sería mucho peor que la enfermedad. Por ello el
objetivo consiste en demorar lo más posible una eventual recaída dramática
logrando algún nivel más o menos sostenible de estabilización económica. Esa la
apuesta. Veamos.
Objetivos no descartables (o el “mal menor”)
La intención de la Reserva Federal norteamericana de
abandonar las políticas monetarias expansivas arrastra un doble objetivo. Por
un lado y primordialmente busca enfriar un mercado bursátil que ha estado
acusando cada vez más el impacto de la reversión del flujo de capitales. Por el
otro, persigue recuperar la herramienta de la política monetaria en caso de
desencadenarse una crisis aguda.
La idea fundamental para la primera meta es que si la Fed
sube la tasa de referencia, ello debería traducirse en el mercado de bonos bajo
la forma de incremento del interés que rinden estos instrumentos. Una tal
situación debería convertir a este mercado en más atractivo y frenar las sumas
de dinero que se dirigen hacia la bolsa sobrevaluando permanentemente las
acciones y agudizando las tensiones financieras. Pero lo cierto es que a pesar
del retiro del quantitave easing (políticas de expansión cuantitativa), de la
propaganda sobre el incremento de tasas y de su primer aumento a principios de
año, la afluencia de dinero hacia la bolsa continuó incrementándose.
Una nota reciente de Financial Times se pregunta por qué los
rendimientos de los bonos continúan en mínimos históricos y aún más bajos de lo
que estaban hace un año, siendo que la Fed llevó a cabo su primer incremento de
tasas y la idea de profundizar la suba no salió de su discurso. El artículo
resalta que aún cuando se registraron fuertes caídas durante los primeros meses
del año, el valor promedio de las acciones representa un poco menos de 2,8
veces su valor de libro -el valor de los activos en el balance menos los
pasivos-. Relación que fue más o menos la que ostentaban las acciones en su
punto más alto antes del crack de 2007-2009. Según la nota, el problema tiene
una doble respuesta. La primera es que el mensaje de la Fed respecto de la suba
de tasas se ha vuelto cada vez más ambiguo durante los últimos meses
respondiendo al incremento de los riesgos globales. De hecho el mercado de
futuros de los bonos de la Fed reconoce hoy una probabilidad de sólo 50% de que
aumenten las tasas nada más que una vez en el curso del año. La segunda
respuesta sería de origen “económico”: Estados Unidos puede exhibir crecimiento
pero la ira del electorado muestra que no se trata de nada demasiado
emocionante.
Supongamos que Estados Unidos adopta una política decidida
hacia la suba de tasas. Probablemente el interés de los bonos se incremente y
amainen las cotizaciones en el mercado de valores. Sin embargo y en paralelo,
el petróleo retomaría el rumbo descendente junto con el resto de las
commodities, la presión sobre los “emergentes” se incrementaría y en China la
salida de capitales presionaría por una devaluación del yuan. Y esto por
mencionar sólo algunos de los efectos sobre la economía mundial. Es en este
entramado complejo que los organismos internacionales confluyen en su cruzada
para exigir que se mantengan las tasas y resulta muy probable que la Fed
consume las expectativas. El objetivo: una estabilización temporaria en la que
el precio del petróleo prosiga una recuperación leve –allende la falta de
acuerdos en la OPEP- y los precios del resto de las materias primas se
estabilicen –sin descartar incluso algún incremento suave. Si efectivamente
Estados Unidos mantiene las tasas sin cambios durante todo el año, la reversión
del flujo de capitales podría detenerse e incluso mostrar un retorno –moderado
y senil, de más está decirlo- hacia el mundo “emergente”. En este contexto
sería altamente probable que China tras sus pasos hacia la internacionalización
del yuan –y manteniendo un crecimiento estable de alrededor del 6,9%- evite
nuevas devaluaciones de su moneda.
De cumplirse este escenario no puede descartarse algún nivel
de estabilización de corto plazo. Pero el problema central es que no hay
estabilización posible de largo plazo sin nuevas fuentes “reales” para la
acumulación de capital. Y es este asunto de carácter estratégico el que, sean
cuales fueran los escenarios coyunturales, mantiene latente la probabilidad de
una nueva recesión mundial.//////////////////////
Recorte de textos de J Gambina, J Jimeno, Carlos Sanchez
Mato, J. Altamira, Paula Bach
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