Politicas 30 de junio de 2016
Carta a los trabajadores y a la juventud
La opinión del Partido Obrero es que los trabajadores y la
juventud deben seguir un camino distinto. No se trata de hacernos cargo de una
fuerza política en descomposición, sino de construir nuestra propia alternativa
política. Para dar cuenta de la bancarrota capitalista, que tiene una dimensión
internacional (¡Brexit!), es necesario que esta alternativa tenga un programa
anticapitalista y de independencia de clase. Sólo con un programa que parta de
estos pilares se puede enfrentar consecuentemente al macrismo y unir al
conjunto de los trabajadores. Una alternativa política de este tipo debe tener
su traducción en los sindicatos, luchando por expulsar a la burocracia sindical
y estableciendo direcciones clasistas y responsables ante los trabajadores. Y
en los centros de estudiantes, para hacer de la juventud un pilar de la lucha
junto a la clase obrera contra el gobierno macrista.
La detención de José López ha acelerado la descomposición
del kirchnerismo. Para varios grupos y dirigentes K fue la excusa para
justificar la retirada cubriéndola con un manto de ‘honestidad’. Sin embargo,
el entendimiento de éstos con el macrismo es previo al affaire López. Fue el
bloque del FpV en el Senado quien tuvo la llave para habilitar el pacto con los
fondos buitre, y sus gobernadores habilitaron el blanqueo de capitales y el
acuerdo por la coparticipación federal.
El intento de reducir la crisis del kirchnerismo al caso
López es una maniobra para encubrir que la colaboración con el macrismo tiene
un profundo entramado de clase. No por nada, quienes iban a ocupar los
principales lugares en el equipo económico de Scioli dieron su aval a la
devaluación monetaria y al levantamiento del cepo cambiario reclamado por las
empresas para girar capitales al exterior. Quienes nos criticaban por votar en
blanco en el balotaje han quedado ahora descolocados.
Un método de gobierno
El derrumbe del kirchnerismo no es la consecuencia de un
hecho aislado de corrupción sino de un método de gobierno que llevaba en su ADN
la confiscación de los fondos públicos para pagar la deuda y salvar a los
capitalistas de la quiebra. El Partido Obrero anticipó que la “reconstrucción
de la burguesía nacional” que Néstor Kirchner declaró como su objetivo estratégico
cuando asumió el gobierno en 2003 no era otra cosa que la confiscación de los
recursos estatales en favor de la clase capitalista. Los José López, así como
los Schiavi, Jaime, Lázaro Báez, De Vido, Boudou, Capaccioli, Pedraza, son el
resultado del entrelazamiento entre los funcionarios públicos y los grandes
empresarios. Quienes vieron en el kirchnerismo lo opuesto a la década del ’90
pasan por alto lo esencial: el estatismo, bajo un régimen capitalista, no es
otra cosa que la privatización del propio Estado. Los centenares de millones de
pesos entregados bajo la forma de subsidios a las privatizadas y el pago de
casi 200.000 millones de dólares de deuda pública son una muestra palmaria de
esto.
Contra los que defienden la corrupción como un factor de democratización
de la política, porque le daría recursos a fuerzas populares, nosotros
sostenemos que es la vía para que los capitalistas impongan y controlen a las
instituciones públicas.
A nadie se le pasa por alto que el “Frente Ciudadano” que la
ex presidenta llamó a formar murió antes de nacer. Los sectores convocados por
Cristina Kirchner han elegido otro camino. La mayoría han decidido volver al
pejotismo; una minoría residual seguramente probará suerte con un armado de
centroizquierda, que en las mejores condiciones no puede ir más allá de un
Frepaso devaluado. El kirchnerismo paga caro su enorme conservadorismo. En sus
momentos de éxito sirvió como salvoconducto para que los barones del conurbano,
las oligarquías provinciales y la burocracia sindical se mantengan en el poder,
con un aura ‘nacional y popular’. Ahora, frente a la crisis, muestra la total
carencia de construcción política.
El derrumbe del kirchnerismo es la consecuencia de los
intereses capitalistas que ha defendido. El mismo es responsable del triunfo de
Macri. Cuando los funcionarios del anterior gobierno comparan la actual
situación con 1955 pasan por alto un detalle nada menor: Macri llegó al
gobierno tras ganarle las elecciones. Fue el kirchnerismo quien eligió a Macri
como su rival electoral. Los resultados están a la vista. La bancarrota
económica, la crisis social y la corruptela generalizada pavimentaron el
triunfo de Cambiemos.
¿Cómo enfrentamos el ajuste?
Y ese es el punto fundamental que debemos encarar: cómo
enfrentamos ahora el ajuste macrista, que tiene su réplica en las provincias
con la política de la totalidad de los gobernadores. Se trata de un ajuste
brutal, cuyo objetivo es descargar la crisis sobre las espaldas de los
trabajadores, para incrementar la tasa de beneficio del capital. Esto implica
despidos, suspensiones, reducción del salario real, confiscación a los
jubilados, tarifazos y un mayor endeudamiento, para ‘honrar’ la deuda pública
que es la más alta de la historia nacional. El hecho de que esta política que
aplica Macri desde el gobierno nacional cuente con el apoyo de los gobernadores
del FpV, de su bloque de senadores y de una parte sustancial del de diputados,
muestra a las claras que está sostenida por el conjunto de la clase capitalista
y de sus partidos. Y también por la burocracia sindical, que ahora se ha
mandado a guardar, dejando pasar los despidos y hasta el veto de Macri a la ley
de prohibición de éstos.
Hacemos notar que en todos los casos donde los trabajadores
decidieron dar luchas a fondo en defensa de sus reivindicaciones debieron
enfrentar tanto al gobierno nacional como a los gobernadores. Esto ocurre
incluso en Santa Cruz, donde Alicia Kirchner quiso imponer la paritaria más
baja de país (¡10%!) y recurrió incluso a la represión en varias oportunidades
contra los docentes, empleados públicos y obreros de la construcción. Otro
tanto sucede en Tierra del Fuego con la gobernadora Bertone, del FpV, o en
Tucumán con Manzur, el ex ministro de Salud de Cristina Kirchner.
Otro rumbo
Quiénes nos proponen realizar un “frente único con el
kirchnerismo” para enfrentar a Macri ¿pretenden que les demos la espalda a los
trabajadores santacruceños, fueguinos y tucumanos? ¿O que nos aliemos a la
burocracia sindical que ha pactado con Macri para dejar pasar el ajuste? ¿O con
los Pichetto que hacen las veces de bloque de senadores del PRO? ¿No es claro
que este es un camino seguro a la derrota, que le conviene a Macri pues le
permite apoyarse en la descomposición y desprestigio del kirchnerismo para
justificar el ajuste?
La opinión del Partido Obrero es que los trabajadores y la
juventud deben seguir un camino distinto. No se trata de hacernos cargo de una
fuerza política en descomposición, sino de construir nuestra propia alternativa
política. Para dar cuenta de la bancarrota capitalista, que tiene una dimensión
internacional (¡Brexit!), es necesario que esta alternativa tenga un programa
anticapitalista y de independencia de clase. Sólo con un programa que parta de
estos pilares se puede enfrentar consecuentemente al macrismo y unir al
conjunto de los trabajadores. Una alternativa política de este tipo debe tener
su traducción en los sindicatos, luchando por expulsar a la burocracia sindical
y estableciendo direcciones clasistas y responsables ante los trabajadores. Y
en los centros de estudiantes, para hacer de la juventud un pilar de la lucha
junto a la clase obrera contra el gobierno macrista.
Alternativa política
Estos debates ya están en curso entre los trabajadores que
enfrentan al ajuste y ven la necesidad de tener su propia expresión política,
en oposición al macrismo y al peronismo. Nos referimos, en primer lugar, a los
trabajadores de Tierra del Fuego, de Santa Cruz, de Santiago del Estero y de
Mendoza que, con huelgas generales y movilizaciones, le han puesto un límite al
ajuste. A todos ellos los llamamos a organizar en común un Congreso de
Trabajadores y debatir cómo enfrentamos la ofensiva capitalista y qué salida
política debemos darnos.
El Partido Obrero lucha para que el Frente de Izquierda, que
ha crecido en el país convirtiéndose en la expresión política de la izquierda
argentina, asuma estas tareas políticas, lo cual requiere dejar de lado todo
divisionismo en la lucha cotidiana e incluso la división en el terreno parlamentario.
El frente único de clase es la delimitación estratégica, porque separa a los
trabajadores de las fuerzas políticas defensoras del capital. En oposición a la
colaboración de clases, que en la práctica siempre significa que los
trabajadores van de furgón de cola de la clase capitalista, el frente único
reivindica la lucha de clases contra el gobierno y las patronales.
Colocamos a debate de los trabajadores y la juventud este
planteamiento estratégico. El macrismo no tiene los recursos políticos para hacer
un ajuste de la dimensión que la crisis requiere. Sólo puede lograrlo si
nosotros fallamos en la respuesta que debemos dar. Como nunca antes, la pelota
está en el campo de los trabajadores y la juventud.
Comité Nacional
del Partido Obrero
25 de junio de 2016
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