La Corte Suprema de Estados Unidos le acaba de aplicar al gobierno su propia medicina.
El fallo que obliga a pagarle la totalidad de la deuda a los fondos buitres sigue la misma línea que el gobierno aplicó en el acuerdo con el Club de París, con los privatizadores del Ciadi y los vaciadores de Repsol.
Por si algo faltaba para demostrar la ‘voluntad de pago’ del gobierno, kirchneristas y opositores se fueron juntos a Nueva York para decir que había una “unidad nacional” para pagar honrar la deuda con los ‘buitres’.
Luego del fallo judicial en contra, el kirchnerismo y los Macri, Massa y Binner han actuado como era previsible: han decidido viajar a Estados Unidos para negociar con los buitres el pago de la deuda.
La resultante de esta nueva entrega será otro aumento de la deuda usuraria.
Luego de haber armado un relato sobre el desendeudamiento, tenemos la deuda más grande de la historia nacional.
Un incremento de la deuda producirá, de inmediato, una
nueva devaluación, mayor inflación, caída de la actividad
económica, y más despidos y suspensiones.
¿Pero si el pueblo es quien pagará la deuda por qué el pueblo no es quien decide qué hacer con ella?
¿Están dispuestos los trabajadores a pagar una deuda usuraria, que es el resultado de una permanente capitalización de intereses y cuyo origen se remonta a una dictadura militar que estatizó buena parte de la deuda privada?
En Islandia, ante una situación similar, se convocó un referendo: el 90 por ciento votó por el no pago.
Acá reclamamos lo mismo. Los responsables de esta nueva bancarrota han quedado desautorizados.
No hay salida si no dejamos de pagar la fraudulenta deuda externa de la que siempre se beneficiaron los empresarios y banqueros y la terminó pagando el pueblo y, es más, si no nacionalizamos sin pago bajo control de los trabajadores a la gran banca que son los que se quedan con la parte del león del negocio de la deuda. Estos bancos que hacen todo tipo de maniobras especulativas contra el dólar se llevaron sólo con la devaluación de enero unos $10.000 millones de ganancia. No sólo eso: en cada reestructuración o canje de deuda se llevan millonarios beneficios por su intermediación. Hay que imponer el monopolio estatal del comercio exterior; la expropiación de los recursos estratégicos (como el petróleo y al gas), contrariamente a pagarle a los vaciadores de Repsol y el resto de las petroleras no menos vaciadoras; afectando a las ganancias de los que la juntaron con pala.
Se necesita una gran movilización nacional y continental contra el flagelo de la opresión imperialista. Pero decimos: si hablan de “democracia” y “soberanía nacional” pongámosla en práctica. Es sencillo: que el pueblo decida mediante su voto directo. ¿Quién votó hipotecar a las futuras generaciones con un nuevo endeudamiento? Los kirchneristas que se pretenden “negociadores geniales” han fracasado con su verso del “desendeudamiento”. La oposición, más a la derecha aún, apoya una negociación con los buitres. En esto hay “unidad nacional” de la casta política que vive bien con sueldos 20 veces mayores a los de cualquier asalariado. Lo más democrático es que decida el pueblo ya que eso abriría a una mayor conciencia nacional que la salida es terminar con la sumisión del país, y de toda Latinoamérica, a los intereses del capital financiero. Nuestra propuesta concreta es de una consulta popular vinculante, es decir que su resultado deba ser cumplido, como un paso para la movilización de masas para terminar con la sumisión nacional a la que ninguno de estos gobiernos puede dar solución, salvo el gobierno de los propios trabajadores y el pueblo movilizados.
Planteamos: No pagar la deuda. Ningún acuerdo con los buitres. Que se convoque un referendo para que sea el pueblo quien decida.
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