Hombre en llamas

Hombre en llamas
Hombre en llamas. Orozco, J.C. Algunos críticos interpretan el mural como una glorificación de los cuatro elementos, otros ven en cada una de las figuras una simbología inherente al hombre mismo: el hombre teológico (que simboliza la tierra), el cual despierta en el mundo y convierte en dioses los fenómenos naturales que no comprende; el hombre metafísico (que simboliza el viento), el cual empieza a tener conciencia, reflexionando sobre la realidad del mundo; el hombre científico (que simboliza el agua), el cual analiza los fenómenos, los objetos, penetrando con su razón en sus esencias. Finalmente el hombre de fuego que debería simbolizar a Prometeo, el que rebelándose a los dioses entregó a los hombres la chispa del fuego, la cual representa al mismo tiempo la razón y la libertad. Así el hombre, ya libre, crea las artes en su constante lucha de superación; el hombre hecho fuego de pasiones, de anhelos de conquistas, pero sobre todo dueño de su vida, de su destino y de sus decisiones.

viernes, 19 de febrero de 2016

Cambios en Ganancias, el gobierno apuesta a garantizar el techo a los salarios

Cambios en Ganancias, el gobierno apuesta a garantizar el techo a los salarios

Aunque los anuncios de ayer sobre la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia se realizaron con una cuidada puesta en escena, en sustancia no pudo más que recordar a las decisiones tomadas sobre este tema por el kirchnerismo durante la última década. Tiene especialmente un tufillo a los cambios anunciados hace menos de un año por Axel Kicillof. Parciales, y hasta desprolijas, sin atacar el fondo de la cuestión, y atadas más a orientar la paritaria que generar una “equidad distributiva” de la que carece de conjunto el sistema tributario argentino.
Es que según anunció durante la mañana de ayer Mauricio Macri, ante un auditorio integrado entre otros por sindicalistas y gobernadores peronistas, y amplió por la tarde el titular de la AFIP, Alberto Abad, el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias para trabajadores en relación de dependencia sube de 15.000 a 30.000 pesos. Los asalariados con hijos comenzarán a pagar el impuesto a las ganancias a partir de una remuneración de 25.000 pesos de bolsillo, mientras que los solteros lo harán a partir de los 18.880 pesos netos. En el caso de los autónomos, los casados con hijos pagarán desde los 13.680 pesos y los solteros desde los 7.000 pesos. Pero no se modifican las escalas ni las alícuotas. Esto se dejará para más adelante, para un proyecto que -según puntualizó Abad- incluiría también la actualización automática.
De esta forma, estamos nuevamente ante un anuncio hecho de apuro. “Apuro”, entre comillas, porque a diferencia de la urgencia que mostró Macri para eliminar retenciones o designar jueces supremos, en este caso recién a los dos meses de gobierno presenta el cambio, después de que el ministro de Trabajo Jorge Triaca hubiera sugerido que el medio aguinaldo de diciembre podría no pagar ganancias, lo que finalmente no se concretó. Sin embargo, a pesar de lo “tardío” de la medida (en relación a los puntos que el gobierno se trazó como urgentes), tiene todos los rasgos de un parche, pensado en función de que el gobierno se pueda asegurar algún éxito en sus objetivos para las paritarias. El gobierno no renuncia a imponer un techo a las paritarias, a pesar del retroceso que mostraron en el caso de docentes, que intentan presentar como un “caso especial” no aplicable para las demás negociaciones colectivas.

Cómo quedan los salarios

Haciendo la misma operación que intentó Kicillof el año pasado, la tablita difundida por el gobierno muestra que la mejora para el bolsillo de quienes pagan Ganancias en relación de dependencia que representan los anuncios realizados oscilaría entre 6 % y 22 %. El menor porcentaje sería para los salarios por arriba de 150.000 pesos mensuales, mientras que el porcentaje de 22 % sería la mejora de bolsillo para quienes hoy ganan entre 32.000 y 45.000 pesos. Para los hoy alcanzados por ganancias que ganan menos de 32 mil pesos, la mejora del ingreso de bolsillo se ubicaría en 9 %.
Maravilloso, pero esto no tiene en cuenta un pequeño detalle: los salarios vienen de perder arriba de 30 % respecto de la última negociación salarial, pérdida agigantada mes a mes por la inflación que se acelera gracias a las principales decisiones económicas de la administración de Macri.
Como la mejora de ganancias -que quiere utilizar como prenda de cambio para limitar las aspiraciones de los trabajadores de compensar en paritaria la pérdida de poder adquisitivo-, y como la burocracia sindical a pesar de algunas reticencias verbales parece orientarse en ese sentido, tenemos que considerar el impacto conjugado que tendrán el nuevo esquema de ganancias y los posibles resultados de la negociación paritaria, en relación a la inflación, que parece ubicarse este año en 40 % (y casi igual si tomamos año a año en las negociaciones paritarias, ya que las previsiones para los próximos dos o tres meses para los aumentos de precios no bajan de 4 % mensual).
Veamos. Para los trabajadores que ganan hasta 32.000 pesos, y que con el nuevo mínimo no imponible dejarían de pagar el impuesto (180.000 trabajadores), la mejora del 9 % acompañada de un aumento salarial negociado en paritaria que no supere el 30 %, significaría que la “mejora” impositiva lo deja en términos reales -es decir de poder adquisitivo- igual que como estaba antes.
Alguien podría decir que esto es mejor que salir perdiendo. Pero claro, no todo está igual que antes, ya que hay alguien que gana en todo esto: en la nueva situación, en el hipotético caso hipotético caso de acuerdos paritarios cerrados en el 30%, para el empresario el costo de pagar el salario se estaría abaratando en términos reales. Lo que el Estado deje de recaudar, que serán nada menos que 49.077 millones de pesos (casi un 3,5 % del presupuesto nacional), en este caso será enteramente para beneficiar, en términos reales, al empresario. Desde el punto de vista del trabajador se tratará apenas de una “compensación” para perder un poco menos frente a la inflación.
Será la franja ubicada en entre 32.000 y 45.000 pesos, que se concentra en algunos gremios como petroleros o camioneros (además de sectores de gerencia y supervisión de pequeñas y medianas empresas) la que perciba el mayor beneficio. También acá, descontando el efecto de la inflación, y suponiendo que la paritaria cierre en línea con lo que espera el gobierno, el saldo neto podría ser un alivio en términos de poder adquisitivo de 10/12 %. Para los ingresos superiores a 45.000 pesos mensuales, el efecto va descendiendo paulatinamente (19 % a partir de ese monto, 14 % desde 60.000 pesos) hasta ubicarse en 6 % para los más altos.

El salario no es ganancia

Pagar ganancias parece una cuestión de “privilegiados”, en un país donde la mitad de los trabajadores según la última cifra oficial del Indec cobraba un salario inferior a 5.500 pesos mensuales a fines de 2014, y en valores de hoy podría en el mejor de los casos ser de 7.000. Aunque no podemos saberlo gracias al “apagón” estadístico.
Sin embargo, la vocación por concentrar una parte muy significativa de la recaudación sobre las espaldas de los trabajadores, de lo cual el peso que fue adquiriendo Ganancias sobre los trabajadores en relación de dependencia es sólo una de las expresiones, da cuenta de un sistema impositivo fuertemente regresivo, que además tiene como finalidad amasar ingresos que se gastan de forma privilegiada en beneficio de los empresarios capitalistas y de los usureros acreedores de la deuda pública (para un mayor análisis de la evolución reciente de los ingresos y gastos ver el capítulo 3 de La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo). El anuncio realizado ayer modifica los montos pero no altera el principio, en un país donde los jueces no pagan Ganancias y la renta financiera tampoco está gravada, mientras que existen múltiples mecanismos por los cuáles los empresarios reducen el monto a partir del cual pagan impuestos hasta niveles ridículos.
Es necesario en primer lugar rechazar la trampa en la que se aprestan a querer meternos los burócratas sindicales, de resignar recomposición salarial en paritarias por los cambios en Ganancias. Contra la inacción de los burócratas, se impone pelear por paritarias libres con un piso arriba de 40 % de efecto inmediato, sin incremento escalonado, por un salario igual a la canasta familiar para todos los trabajadores, y contra los despidos y la precarización.

Mercatante Esteban. LID

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