Hombre en llamas

Hombre en llamas
Hombre en llamas. Orozco, J.C. Algunos críticos interpretan el mural como una glorificación de los cuatro elementos, otros ven en cada una de las figuras una simbología inherente al hombre mismo: el hombre teológico (que simboliza la tierra), el cual despierta en el mundo y convierte en dioses los fenómenos naturales que no comprende; el hombre metafísico (que simboliza el viento), el cual empieza a tener conciencia, reflexionando sobre la realidad del mundo; el hombre científico (que simboliza el agua), el cual analiza los fenómenos, los objetos, penetrando con su razón en sus esencias. Finalmente el hombre de fuego que debería simbolizar a Prometeo, el que rebelándose a los dioses entregó a los hombres la chispa del fuego, la cual representa al mismo tiempo la razón y la libertad. Así el hombre, ya libre, crea las artes en su constante lucha de superación; el hombre hecho fuego de pasiones, de anhelos de conquistas, pero sobre todo dueño de su vida, de su destino y de sus decisiones.

domingo, 22 de febrero de 2015

Todos son HSBC

Todos son HSBC

Ha tomado estado público, ahora, con más detalle, el listado completo filtrado por el ex técnico informático del HSBC Hervé Falciani. Son 106.498 clientes -de los que 4.620 son argentinos-, según surge de las bases de datos que obtuvo el diario francés "Le Monde" y compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés), el cual integra también el diario La Nación.
En este listado figuran importantes empresas argentinas como grupo Fortabat, Cablevisión, Central Puerto, Multicanal, Telecom Argentina, Caja de Valores, Mastellone Hnos., LKM Laboratorio, grupo Angulo, Simón Zeitune e Hijo, Loma Negra, Edesur y Central Térmica Güemes. El dinero depositado por estas grandes empresas en el período 2006-2007, sin embargo, representa poco más del 10% de todos los fondos vinculados con la Argentina, que suma 3.505 millones de dólares. Es el séptimo país a nivel mundial con mayor cantidad de clientes. Junto a esas grandes empresas también aparecen clientes vinculados a cientos de sociedades más, con menos de 500.000 dólares cada una, pero cuyos dueños son, en su mayoría, desconocidos. No es un secreto que, uno de los procedimientos usuales a los que apela el capital, consiste en distribuir los recursos en diferentes sociedades y poner al frente testaferros.
No es ocioso señalar que HSBC es una más de las tantas instituciones que operan en Suiza y, ni siquiera, entre las más voluminosas en materia de depósitos. De manera se puede concluir que lo trascendido, apenas constituye una fracción menor del dinero fugado del país, que algunos estiman en más de 200.000 millones de dólares.
El gobierno no puede ir a fondo en este punto pues él mismo y su círculo de capitalistas amigos y no tan amigos se valen de estos mismos canales. Las investigaciones de la ruta del dinero K han tenido un salto con el pedido de indagatoria a Lázaro Báez y a esto hay que agregar la agencia que hace lobby por los holdouts publicó un informe con el crecimiento patrimonial de 14 funcionarios, entre los que figuran Moreno, Berni y otros. A la par del blindaje judicial para asegurar su impunidad (que los K hacen lo imposible por orquestar, aunque hace agua por todos lados) se le agrega, como una red de seguridad adicional, el blanqueo, cuya vigencia, una vez más, se acaba de prorrogar. Es oportuno destacar que del blanqueo han echado mano algunos de los capitalistas escrachados en las denuncias, que reparten sus favores, ya sea en el campo oficialista u opositor. Esto es lo que explica que la recaudación del blanqueo, que estaba estancada, haya pegado un salto en estos últimos meses.
Pero, lo que no se ha develado es en que está invertido ese dinero. Los bancos administran las carteras de sus clientes y eso incluye un menú variado. Si se abriera las cuentas, se podría verificar cuántos de esos fondos están invertidos en títulos argentinos. Distintos analistas han coincidido en señalar que 60 por ciento de los bonos argentinos, tanto los que entraron en el canje como los que han quedado fuera, está en manos de inversores locales. Por eso, la burguesía nacional y sus voceros vienen presionando por un arreglo con los buitres.
El gobierno K reclama que el HSBC repare la situación y devuelva esos 3.000 millones. Esto no pasa de la verborragia. Entretanto, los K vienen pagando la deuda, cuando el episodio del HSBC es un evidencia del carácter fraudulento de la deuda y sería causal suficiente para suspender los pagos e iniciar una investigación. El propio dinero fugado es el que se reinvierte luego en bonos, alimentando un circuito especulativo y parasitario, que se transforma en una hipoteca ilevantable para el país. Viene al caso señalar que este mecanismo no se circunscribe a la deuda pública sino que se extiende a la privada. En la actualidad, este último concepto asciende a unos 70.000 millones dólares y una parte considerable de ellos son autopréstamos. En lugar de traer recursos propios, las empresas piden un crédito, que tiene como garantía los fondos que las empresas tienen despositado en el exterior. Obviamente, permanece oculto el origen real de los fondos, pero además sirve como vía para inflar el costo financiero y reducir el pago de impuestos.

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