Hombre en llamas

Hombre en llamas
Hombre en llamas. Orozco, J.C. Algunos críticos interpretan el mural como una glorificación de los cuatro elementos, otros ven en cada una de las figuras una simbología inherente al hombre mismo: el hombre teológico (que simboliza la tierra), el cual despierta en el mundo y convierte en dioses los fenómenos naturales que no comprende; el hombre metafísico (que simboliza el viento), el cual empieza a tener conciencia, reflexionando sobre la realidad del mundo; el hombre científico (que simboliza el agua), el cual analiza los fenómenos, los objetos, penetrando con su razón en sus esencias. Finalmente el hombre de fuego que debería simbolizar a Prometeo, el que rebelándose a los dioses entregó a los hombres la chispa del fuego, la cual representa al mismo tiempo la razón y la libertad. Así el hombre, ya libre, crea las artes en su constante lucha de superación; el hombre hecho fuego de pasiones, de anhelos de conquistas, pero sobre todo dueño de su vida, de su destino y de sus decisiones.

miércoles, 25 de febrero de 2015

NARCOCRIMEN

La industria del narcotráfico

 * No la dominan los capos colombianos ni los capos mexicanos * El mayor lavado de dólares lo hacen grandes bancos estadunidenses: Ramón Martínez


Isabel Soto Mayedo / Prensa Latina

plmexico@prensalatina.com.mx

La presunta cruzada contra el narcotráfico desplegada por Estados Unidos en América Latina y los enfoques geopolíticos de la estrategia seguida por ese país hacia la región durante más de dos siglos, son harina del mismo costal.

En nombre del combate a la problemática –que cada año genera cifras superiores a los 320 mil millones de dólares en el mundo–, los gobiernos estadunidenses desplegaron en la zona bases militares, sistemas tecnológicos de punta, armas de todo tipo, buques de guerra, y miles de soldados.

Estas fuerzas contribuyeron a presionar gobiernos, ejercer el control político sobre movimientos sociales populares y poblaciones enteras, en tanto promovieron patrones de vida y conductas acordes al modelo imperial para viabilizar la dominación en el orden cultural.

La ofensiva contra el narcotráfico en el área resulta cuestionable, porque la producción de drogas en ésta queda por debajo de los niveles registrados en Afganistán, en Myanmar (otrora Birmania) y Asia, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Hasta la utilización del término narcotráfico, reiterado por las transnacionales de la comunicación y referido sólo a la producción y comercialización de escasas drogas ilegales como la marihuana, morfina, o cocaína, muestra la ambigüedad de la campaña desatada contra el flagelo.

En opinión del historiador cubano Luis Suárez Salazar, este apelativo induce a excluir del análisis a los barbitúricos, anfetaminas y analgésicos, cuyo uso es avalado por las autoridades, u otras sintéticas o socialmente aceptadas, como el alcohol.

La reducción de la cuestión a ese punto soslaya eslabones esenciales como el consumo, demanda, producción, procesamiento y trasiego de insumos industriales fabricados de manera legal, imprescindibles en la elaboración de drogas a partir de fuentes naturales y sintéticas, añade.

También excluye el financiamiento, almacenamiento, transporte de drogas y el lavado de dinero, actividades asociadas con empresas autorizadas sin cuyo concurso sería muy difícil crear esas mercancías y mover los capitales y ganancias resultantes del delito.




Narcotráfico, mecanismo de dominación

Los adalides de la supuesta batalla antidrogas impulsaron de manera secreta este mercado ilegal, concebido como mecanismo de control social e implementado con tal de captar ganancias y mantener la hegemonía en lo que consideran hace mucho su traspatio.

Este criterio es sustentado por Suárez Salazar, el colombiano Ramón Martínez y el argentino Marcelo Colussi, quienes de forma indistinta prueban la implicación directa de los poderes financiero, político, mediático y militar de Estados Unidos. Estadísticas acopiadas por la ONU reflejan que el narcotráfico devino en uno de los grandes negocios del mundo y las cantidades de dinero que mueve son tan altas como las de la industria del petróleo o más que las de la informática.

Pero lo más preocupante en esta historia es el papel que ejerce como mecanismo regulador de las fuerzas sociales populares y el manejo que de este resorte realizan los interesados en avasallar naciones.

La cuestión puede ser enfocada de diferentes maneras por cuanto posee distintas aristas, pero Martínez sugiere iniciar los análisis desde la perspectiva de la política de dominación del imperio, algo manifestado en reiteradas ocasiones por Suárez Salazar.

Una vuelta a las páginas de la historia recuerda que el expresidente James Monroe (1817-1825) fue el primero en defender la expansión territorial hacia el oeste para contener la influencia europea y crear condiciones con vistas a avanzar hacia Suramérica.

Tales planteamientos expresaron la convicción en el Destino Manifiesto, legada por los padres fundadores de la nación norteamericana, quienes preconizaron la pretendida exclusividad y derecho de ésta a ampliar su dominio espacial hasta por medio de la fuerza si fuera preciso.

Manifestaciones tempranas de esas creencias fueron el despojo de tierras contra los indígenas norteamericanos, la agresión y usurpación de más de la mitad de México (1836-1848) y la imposición a Nueva Granada del Tratado Mallarino -Bidlack (1848).

Con el tiempo proliferaron los ejemplos de esta política expansionista, que apeló a veces a mecanismos económicos, políticos, culturales y religiosos, al estilo de la avanzada anexionista integrada por misioneros protestantes que llegó a Cuba y Puerto Rico, al iniciar la vigésima centuria.

En el "siglo de los vientos", como lo calificó el ensayista uruguayo Eduardo Galeano, las sutilezas marcharon unidas a las acciones agresivas contra los pueblos latinoamericanos, cada vez más rebeldes y decididos a defender su derecho a la libre determinación.

La pujanza de los movimientos liberadores, la impronta de gobiernos antimperialistas, el fortalecimiento de los movimientos sociales populares y otras expresiones de resistencia, obligaron a rediseñar políticas. El narcotráfico apareció en este contexto y ganó categoría de huracán ante la necesidad de sobrevivencia de muchos, que frente a la falta de oportunidades, creyeron ver en éste la posibilidad de mejorar.

Los medios de difusión masiva también hicieron su parte, al redoblar los espacios dedicados a abordar el asunto y al tratarlo de modo ambiguo.

Otras paradojas

Estados Unidos pretende erigirse en el principal enemigo del narcotráfico, pero sobre todo, puertas afuera de su jurisdicción: sigue siendo el mayor consumidor y el que más marihuana legal produce en todo el mundo.

En tanto, prosigue la estrategia de culpar a los pueblos sureños de propiciar el consumo y por extensión, el ataque a sus gobiernos, máxime si éstos chocan con las ansias hegemónicas de sus vecinos.

El narcotráfico es el nuevo demonio que recorre Latinoamérica, suplantando a concepciones que Washington etiqueta de seres terribles, como el comunismo o la teología de la liberación.

En nombre de la guerra contra él sucedieron intervenciones militares, injerencias controladoras a lo Agencia Antidrogas (DEA), Plan Colombia o Plan Puebla Panamá.

Igual, continúan las amenazas contra los países suramericanos productores de hoja de coca, donde ésta es procesada con ciertos químicos y llevada a cocaína para satisfacer la demanda norteña.

La persecución eleva los costos de producción y la tentación por lo prohibido, en tanto crecen las ganancias de quienes crearon este mercado. Ganadores y perdedores están bien definidos. Contrario a lo que muestran los emporios mediáticos, toneladas de drogas y las más fuertes sumas de dinero viajan rumbo Norte.

"La industria del narcotráfico no la dominan los capos colombianos ni los capos mexicanos. La industria del narcotráfico está en Washington, está en Estados Unidos", asegura Martínez.

Para el colombiano, el mayor lavado de dólares lo hacen grandes bancos estadunidenses y ello es apenas una señal de la deshumanización y degradación de los que terminan ligados al fenómeno, pese a comprender que con ello acortan sus vidas.

El show mediático refleja sólo riquezas alrededor de los narcotraficantes, sin embargo vendedores callejeros, mulas internacionales, capos, sicarios, cadenas de mafias, empresarios, funcionarios y policías corruptos enrolados aprenden que sus días están contados.

La trasnacionalización del mercado de la droga implica a todo el mundo, pese a ello la incidencia estadunidense prevalece: su presencia en el principal productor de amapola para elaborar heroína (Afganistán) facilita explotar el negocio a la par del gas, esencial para su equilibrio energético.

De un extremo a otro, la estrategia asociada al narcotráfico arroja luces sobre su esencia geopolítica y la insistencia en abusar de la represión como mecanismo contentivo del trasiego, lo reafirma.

El círculo vicioso parece irrompible, pero cada vez es más nítido el manejo político del tema y la certeza de que puede acabar si es aniquilado el poder que le da rienda.

DINERO DE NARCOTRAFICO PRINCIPAL FUENTE DE LIQUIDEZ DE BANCOS

Los crímenes como los del HSBC son el sistema mismo, como lo reveló Antonio Maria Costa

23 de febrero de 2015 — En diciembre de 2009, Antonio María Costa, quien del 2002 al 2010 fue Subsecretario General de las Naciones Unidas como director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) y como director general de la Oficina de las Naciones Unidas en Vienna (ONUV), expuso que el dinero del narcotráfico se convirtió en la principal fuente de liquidez de los bancos luego de la explosión del sistema financiero en el 2008.
Ya antes Costa había expuesto el aumento sin precedentes de la producción de opio y de heroína en Afganistán durante la invasión y ocupación del imperio británico y de Estados Unidos, en especial la ocupación británica de la provincia de productora de opio, Helmand. En diversas ocasiones Costa identificó que el Talibán y Al-Qaeda utilizaban el tráfico de opio y heroína como la principal fuente de financiamiento.
A medida que la investigación se extiende en torno al banco HSBC, es importante recordar estas declaraciones de Costa, hechas en una entrevista exclusiva a la EIR en el 2012, y antes de eso en entrevistas al Observer de Londres.
El 12 de diciembre de 2009, el periodista Rajeev Syal del Observer, escribió:
"El dinero de las drogas salvó a los bancos en la crisis global, afirma el asesor en jefe de la oficina para las drogas y el delito de las Naciones Unidas; dice que, de hecho, las instituciones financieras lavaron $352 miles de millones de dólares de procedencia criminal.
"El zar contra las drogas y el delito, de las Naciones Unidas, le dijo al Observer que miles de millones de dólares del dinero de las drogas mantuvo a flote el sistema financiero durante el punto álgido de la crisis global. Antonio María Costa director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), dijo que él tenía evidencias de que las ganancias provenientes del crimen organizado eran 'la única inversión de capital líquida' disponible para algunos bancos que estuvieron al borde del colapso el año pasado. Dijo que la mayoría de los $352 mil millones de dólares (216,000 millones de euros) de ganancias de las drogas, fueron absorbidos por el sistema...
"Hablando desde su oficina desde Viena, Costa dijo que la primera vez que las agencias de inteligencia y los fiscales le señalaron que el dinero de las drogas era absorbido dentro del sistema financiero, fue como hace 18 meses. 'En muchos casos, el dinero de las drogas era la única inversión de capital líquida' ", afirmó.
En abril del 2012, la EIR publicó una entrevista con Costa, en la que él denunció el encubrimiento a los delitos de los bancos.

"La crisis financiera del 2008, todavía en marcha, golpeó a todo el sector bancario transatlántico", le dijo Costa a la EIR. "La iliquidez asociada con la crisis bancaria, la renuencia de los bancos a prestarse dinero entre ellos, y así sucesivamente, le brindó una oportunidad de oro a las instituciones delictivas que habían desarrollado un poder financiero enorme, dinero líquido porque, en años anteriores, no se podía reciclar a través del sistema bancario. Llegado este momento, estamos hablando acerca del período de l 2008 al 2011, la necesidad del sector bancario por dinero en efectivo y la liquidez del crimen organizado creó una oportunidad extraordinaria para un matrimonio de conveniencia, concretamente, para que el crimen organizado entrara al sector bancario".
Costa destacó el caso del Wachovia Bank (que es ahora el gigante bancario Wells Fargo), y dijo que "según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el Wachovia recicló $480 millones de dólares en un período de tres años. Ese fue el caso más dramático, aunque hay otros casos similares... La tragedia del caso Wachovia radica en que quienes eran responsables por reciclar el dinero de la droga mexicana fueron dejados libres sin castigo alguno...
"La penetración del dinero del delito al sector financiero está tan difundida que probablemente sería más correcto decir que no fue la mafia que trató de penetrar al sistema bancario, sino que el sistema bancario con mucho interés estaba buscando ese capital, como el dinero del delito, no solo como depósitos, sino además como participaciones accionarias y en muchos casos, con presencia en las Juntas Directivas".

lunes, 23 de febrero de 2015

RESPUESTA A CRISIS CAPITALISTA

Respuesta a la Crisis Capitalista


Escrito por Militante   
Viernes 30 de Enero de 2015 00:50
crisis capitalista mundial 2Publicamos un extracto del artículo: “Marx, Keynes, Hayek y la crisis del capitalismo”, en el que Adam Booth polemiza con un documental de la BBC del mismo nombre.
Estamos viviendo la crisis más profunda en la historia del capitalismo. Esto ha llevado a la gente a cuestionar todo el sistema económico y a buscar respuestas a cómo podemos salir de la crisis.
Durante décadas, las doctrinas económicas que cantan alabanzas al libre mercado y predican la necesidad de la mano invisible del capitalismo y, del capitalismo regulado por el gobierno se presentan como las únicas alternativas, especialmente después del colapso de la economía planificada de la URSS y el supuesto "fin de la historia".

Keynes
Es irónico que el keynesianismo se haya convertido hoy en la alternativa para el movimiento obrero, como el propio Keynes decía "la guerra de clases me encontrará en el lado de la burguesía educada". Se opuso abiertamente al socialismo, el bolchevismo y la Revolución Rusa, y fue asesor económico y miembro permanente del Partido Liberal, el partido clásico del capitalismo británico en los siglos XIX y XX.
Keynes despreciaba la economía rentista, que vio como un gran desestabilizador de todo el sistema económico. Para él, el problema no era el capitalismo, sino simplemente el capitalismo de los inversores que buscan su propio beneficio individual sin ningún cuidado por el resto de la sociedad.
Keynes deseaba un retorno a los "buenos viejos tiempos", en el que la clase capitalista eran los industriales "responsables" que invertían para el bien de sus comunidades y la sociedad en su conjunto. En otras palabras, quería girar la rueda de la historia hacia atrás a un tiempo imaginario del "capitalismo responsable". Pero esta es la verdadera naturaleza del capitalismo tal como existe; todos los intentos de regular el capitalismo para ser de un "tipo" o un capitalismo "responsable", son utópicas.
Contradicciones y sobreproducción
Marx ya había explicado que cualquier intento de abolir las contradicciones dentro del capitalismo sin abolir el capitalismo en sí estaban condenados al fracaso.
Esta contradicción, surge debido a la propiedad privada de los medios de producción – es decir, la producción con fines de lucro- y la competencia entre los diferentes individuos privados en la consecución de este beneficio y es responsable, tanto de la gran progresividad histórica del capitalismo, como de su gran capacidad destructiva.
Este proceso de la propiedad privada y la competencia contienen las semillas de su propia destrucción. Es el interés del capitalista individual pagar a sus propios trabajadores lo menos posible con el fin de maximizar los beneficios. Sin embargo, estos salarios - y los salarios de los trabajadores empleados por otros capitalistas - también forman la demanda de las materias primas que produce el capitalismo, es decir, el mercado.
Cada capitalista está, tratando de hacer lo mismo, por lo tanto, como los capitalistas individuales compiten entre sí, tratando de maximizar sus propios beneficios, le cortan los salarios a la clase obrera en su conjunto, reduciendo así el mercado y destruyen la base sobre la cual pueden vender sus productos y hacer realidad sus beneficios. Es este proceso interactivo de la competencia entre muchos capitalistas individuales- cada uno tomando decisiones que son completamente racionales desde su propia perspectiva individual - que conduce a un proceso global que es claramente irracional para la clase capitalista en su conjunto.
Marx hace mucho tiempo había reconocido y explicado esta contradicción inherente en el capitalismo - la contradicción de la sobreproducción, en el que la expansión de la producción en la búsqueda de beneficios a la vez conduce a una reducción de la capacidad para que este beneficio se haga realidad.
Mientras que para Keynes, el problema principal era la cuestión de la demanda - o "demanda efectiva".
Say
La Ley de Say plantea la idea que la oferta crea su propia demanda. Hoy en día esta misma "ley" es la base de la "hipótesis del mercado eficiente": las fuerzas del mercado resolverán todos los problemas y siempre van a encontrar un "equilibrio" en el que la oferta satisface la demanda.
Marx refutó la Ley de Say hace mucho tiempo. En el Tomo II de El Capital, Marx explicó la acumulación y reproducción del capital que ocurre bajo el capitalismo por medio de un conjunto de esquemas, en el que la economía se divide en dos sectores: uno, donde se producen los medios de producción - es decir, bienes de capital o "consumo productivo" -; y el otro, donde se producen los bienes de consumo, para el consumo de los trabajadores individuales y capitalistas.
Pero Marx demostró que este equilibrio sólo puede lograrse sobre la base que la clase capitalista reinvierta continuamente beneficios en nuevos bienes de capital - es decir, maquinaria, edificios e infraestructura. Por un lado, este proceso es lo que permitió al capitalismo jugar un papel históricamente progresivo durante un período de tiempo - para desarrollar los medios de producción, tanto cualitativa (la nueva ciencia y la tecnología –y por lo tanto aumento de la productividad-, como cuantitativamente (en términos de su capacidad para producir una masa total superior de la riqueza).
Por otro lado, este proceso también contiene contradicciones inherentes: el "equilibrio" es intrínsecamente inestable y temporal, ya que estos nuevos medios de producción que se crean deben ser puestos a trabajar para crear una masa mayor de materias primas, que a su vez debe encontrar un mercado (es decir, la demanda) con el fin de ser vendidos y con fines de lucro. En otras palabras, el capitalismo logra el equilibrio en el corto plazo, pero sólo a costa de crear aún mayores contradicciones en el largo plazo, y así allanar el camino para una crisis aún mayor en el futuro.
Marx muchas décadas antes, había llegado a la conclusión de que la sobreproducción es una contradicción inherente en el capitalismo, como resultado de la propiedad privada de los medios de producción y la producción con fines de lucro.
Los desequilibrios observados en el capitalismo - es decir, entre la producción y el consumo; entre las fuerzas cada vez más amplias de la producción y los límites del mercado para los productos resultantes de estas fuerzas productivas - son una parte inherente de este sistema anárquico, y se ven a todas las escalas dentro del capitalismo. Pero la única manera de librar al sistema de estos desequilibrios es precisamente eliminar la anarquía del sistema capitalista en sí - es decir, tener un plan democrático y socializada de la producción bajo la voluntad consciente de la sociedad, en lugar de dejar a la producción a merced de las fuerzas ciegas del mercado.
Nunca hay que olvidar que la economía no es un simple sistema mecánico que se puede representar por medio de abstracciones y ecuaciones; es una batalla de la vida, y en última instancia, es el equilibrio de las fuerzas de clase las que determinan el resultado de cualquier situación económica.
Keynes vio la crisis de la Gran Depresión como un círculo vicioso en el que el alto desempleo resultó en una reducción de la demanda efectiva de productos básicos, que a su vez condujeron a los negocios a reducir o cerrar, y así aumentar aún más el desempleo. En tal situación, Keynes creía que el estímulo del gobierno era necesario para dar un impulso a la demanda efectiva y así transformar el círculo vicioso en un círculo virtuoso. Con el aumento de la demanda por parte del gobierno, lleva a una expansión de la producción y el empleo, y por lo tanto mayores salarios y una mayor la demanda de bienes de consumo, etc., etc.
El New Deal en 1930 en EE.UU. se cita a menudo como la historia de éxito de las políticas keynesianas, pero fue sólo la militarización de la economía durante la Segunda Guerra Mundial la que puso fin a la Gran Depresión. Un proceso que terminó en millones de muertes, la destrucción de grandes cantidades de capacidad de producción de la sociedad, y dejó una deuda pública de más del 200% del PIB en países como Gran Bretaña - apenas un éxito!
Bajo consumo y sobreproducción
En esencia, la explicación keynesiana de la crisis es una teoría de "bajo consumo" - es decir, de una falta de demanda de los consumidores.
El marxismo, por el contrario, considera que la crisis capitalista como una crisis de "sobreproducción" - es decir, que el capitalismo es intrínsecamente incapaz de encontrar un mercado para todos los productos que produce. Esto se debe al hecho de que el capitalismo es la producción con fines de lucro, y esta ganancia es simplemente el trabajo no remunerado de la clase obrera. En otras palabras, a la clase obrera siempre se le paga menos salario que el valor que crea en el proceso de trabajo; por tanto, su capacidad para volver a comprar los bienes que produce es siempre menor que el valor total de estos productos. Los productos se producen, pero no pueden ser vendidos; el beneficio no se puede realizar; cesa la producción y el sistema entra en crisis.
La idea keynesiana de la demanda a través de la creación de estímulo del gobierno es en última instancia, idealista y no dialéctica. Hay que preguntarse simplemente: ¿de dónde obtiene el dinero  el gobierno para este estímulo? Si el dinero viene de impuestos, entonces o bien grava a la clase capitalista, lo que significa morder sus beneficios, la creación de una huelga de capital y reducción de la inversión; o grava a la clase obrera, lo que reducirá su capacidad de consumo y por lo tanto reducirá la demanda - lo contrario de lo que el estímulo del gobierno tiene la intención de hacer!
Pero los gobiernos no pueden simplemente "crear" la demanda; en realidad deben tomar el dinero de una rebanada de la riqueza, ya sea de la clase capitalista o de la clase obrera. Esta inversión improductiva está gastando sin producir ningún valor real y sirve como capital ficticio, lo que finalmente genera inflación - es decir, aumenta la circulación de dinero en la economía sin generar un valor equivalente. Esto es exactamente lo que se vio al final del boom de la posguerra, que las políticas keynesianas condujeron a la crisis de la década de 1970, el estancamiento económico fue visto junto a la creciente inflación - un fenómeno inédito conocido como "estanflación".
Si la inversión se utiliza para evitar una crisis, esto significa invertir en algo material - es decir, en los medios de producción, que luego deben producir más productos, añadiendo así a la crisis de sobreproducción. Si los salarios se incrementaran con el fin de aumentar la demanda, esto significa que muerde en las ganancias de los capitalistas; pero esto, a su vez, reduce la inversión, que bajo el capitalismo sólo se lleva a cabo con el fin de obtener un beneficio. Si la demanda se "crea" a través de estímulos del gobierno, esto, en realidad, significa que ha sido tomando el dinero de los capitalistas y mordiendo sus ganancias, o tomando dinero de la clase obrera y mordiendo en la demanda del consumidor.
Este es el caso con el capitalismo: una crisis siempre se puede evitar temporalmente, pero esto sólo sirve para aumentar las contradicciones y allanar el camino para una mayor crisis en el futuro.
Lenin dijo: "la política es economía concentrada". La clase dominante siempre puede restaurar la estabilidad en la economía, pero sólo a costa de crear inestabilidad política y profundizar la lucha de clases en la sociedad.
En el análisis final, la crisis del capitalismo no es simplemente el resultado de tal o cual proceso; esta o aquella contradicción. La crisis es  el resultado de los muchos procesos y contradicciones que interactúan dentro del capitalismo en sí.
El keynesianismo pierde de vista la lucha de clases y la interconectividad entre salarios y beneficios, y de hecho a menudo termina por ignorar el papel de la ganancia total.
Bajo el capitalismo, la inversión se hace en búsqueda de beneficios; si los productos no se pueden vender, como es el caso en la actual crisis de sobreproducción, entonces la producción y la inversión en nueva producción, no se producirá.
No es una falta subjetiva de confianza que causa la crisis, pero es la crisis objetiva del capitalismo la que provoca una falta de confianza.
En otras palabras, en lugar de invertir en nuevos medios de producción, que deben producir nuevas materias primas que deben encontrar un mercado y ser vendidos, las empresas están reconociendo que hay un exceso crónico de capacidad en el sistema, y en su lugar prefieren gastar su dinero en la compra de empresas existentes - es decir, medios de producción existentes. Este proceso conduce a la concentración del capital, pero sin crear ningún nuevo valor. En lugar de ser utilizado para desarrollar los medios de producción y provisión de bienes y servicios socialmente necesarios.
Keynes inclinó la vara en la dirección opuesta y simplemente se centró en la cuestión de la demanda, o "demanda efectiva", es decir, la capacidad de los productores para encontrar un comprador dispuesto, que sea capaz de pagar (en oposición a la demanda en el sentido de las "necesidades" o "deseos" en la sociedad).
"El verdadero límite de la producción capitalista es el mismo capital, es el hecho de que, en ella, son el capital y su propia valoración lo que constituye su punto de partida y la meta, el motivo y el fin de la producción; el hecho de que aquí la producción sólo es producción para el capital y no, a la inversa, los medios de producción simples medios para ampliar cada vez más la estructura del proceso de vida de lasociedad de los productores. De aquí que los límites dentro de los cuales tiene que moverse la conservación y valorización del valor-capital, la cual descansa en la expropiación y empobrecimiento de la grandes masas de los productores choquen constantemente con los métodos de producción que el capital se ve obligado a emplear para conseguir sus fines y que tienden al aumento ilimitado de la producción, a la producción por la producción misma, al desarrollo incondicional de las fuerzas sociales productivas del trabajo. El medio empleado -desarrollo incondicional de las fuerzas sociales productivas- choca constantemente con el fin perseguido, que es un fin limitado: la valorización del capital existente, Por consiguiente, si el régimen capitalista de producción constituye un medio histórico para desarrollar la capacidad productiva material y crear el mercado mundial correspondiente, envuelve al propio tiempo una contradicción constante entre esta misión histórica y las condiciones sociales de producción propias de este régimen.” (El Capital, Tomo III, Capítulo 15; Karl Marx).

SISTEMA DISEÑADO PARA EL FRAUDE FISCAL

El escándalo del HSBC: un sistema diseñado para el fraude fiscal


Escrito por Guy Howie   
Lunes 23 de Febrero de 2015 21:46
monopoly-man-running-with-money-bagLas revelaciones del programa Panorama, de la BBC, destaparon un escándalo explosivo: el enorme fraude fiscal por parte del banco HSBC, el segundo mayor banco mundial, cometido por algunos de sus clientes más ricos. Miles de archivos filtrados de cuentas bancarias muestran cómo entre 2005 y 2007 la filial suiza del HSBC ayudó a sus clientes a ocultar dinero y cuentas bancarias, asesorándoles además para no pagar impuestos, incluyendo traficantes de armas, narcotraficantes y grupos vinculados al terrorismo jihadista. Las cuentas involucradas sumarían hasta 119.000 millones de dólares.
Las revelaciones del programa Panorama, de la BBC, destaparon la pasada semana un escándalo explosivo: el enorme fraude fiscal por parte del banco HSBC, el más grande del Reino Unido y el segundo mayor banco mundial, cometido por algunos de sus clientes más ricos. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, la BBC, The Guardian y otros medios tuvieron acceso a miles de archivos filtrados de cuentas bancarias que muestran cómo entre 2005 y 2007 la filial suiza del HSBC ayudó a sus clientes a ocultar dinero y cuentas bancarias que no se declaraban a las autoridades fiscales correspondientes, asesorando además a sus clientes más ricos para no pagar impuestos. Las cuentas involucradas sumarían hasta 119.000 millones de dólares.
Además, se ha descubierto que la filial Suiza ofrecía sus servicios a clientes llamados de "alto riesgo" (es decir, criminales), traficantes internacionales de armas, clientes relacionados con sobornos y diamantes de sangre o vinculados con las dictaduras derrocadas de Hosni Mubarak, en Egipto y Zine El Abidine Ben Ali, en Túnez. El banco ofrecía el secreto incondicional de las actividades de sus clientes, a pesar incluso de que algunos de ellos tenían un historial de corrupción y el banco tenía evidencias claras de que muchas cuentas no eran declaradas a las autoridades fiscales.
Entre los clientes relacionados con el fraude fiscal del HSBC se incluyen figuras públicas de alta relevancia, como el rey Abdullah II de Jordania, miembros de la familia real saudita, Bahrain y Omani; artistas commo David Bowie, Tina Turner y Phil Collins; los actores Christian Slater, Joan Collins y John Malkovich; varios pilotos de Fórmula 1, el tenista Marat Safin, la modelo Elle MacPherson; y numerosos magnates de los negocios, como el empresario australiano de los medios de comunicación Kerry Packer, entre otros. Tres de los clientes saudíes eran también miembros de lo que la inteligencia estadounidense llamó la "Cadena de Oro", una lista de veinte nombres estrechamente relacionados con el ex líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden.
De nuevo otro escándalo bancario
Estas revelaciones han causado una ola de noticias internacionales y provocado la indignación de la opinión pública británica; Pero no es una sorpresa. Las cuentas criminales del HSBC en Suiza es sólo el último escándalo de una larga lista de crímenes bancarios repugnantes, descubiertos cuando los contribuyentes británicos salvaron a los bancos en 2008.
El propio HSBC tiene un precedente hace tres años. En julio de 2012, se reveló que la filial norteamericana había ayudado a cárteles de la droga mexicanos, organizaciones y países que figuran en la lista negra de Naciones Unidas, para lavar miles de millones de dólares. La información publicada señala que a través de la filial HSBC estadounidenses, se facilitó el ingreso a Estados Unidos de más de siete mil millones de dólares provenientes de bancos mexicanos vinculados con el lavado de dinero del narcotráfico, según admitió el propio personal del banco. De hecho, el director de control del HSBC declaró que creía que entre el "60% y el 70% del lavado de dinero en México" ¡se había hecho a través del banco!. El Senado de Estados Unidos ya acusó hace dos años y medio al HSBC de facilitar prácticas corruptas a través de sus cuentas, en particular en relación con los cárteles criminales y países sancionados por EE.UU. ¿Qué acciones se llevaron a cabo? una multa a HSBC de 1.900 millones de dólares (menos del 0,1% de los activos totales de HSBC) y la dimisión del jefe del departamento de control – nada más.
Al mismo tiempo, en 2012, estalla en Gran Bretaña el escándalo Libor (tipo de interés del mercado interbancario), implicando a un grupo de bancos en la manipulación fraudulenta de las tasas de referencia del Libor de los bancos londinenses – una práctica que según informaba el Financial Times ocurría desde 1991. Y, en noviembre del año pasado, cinco de los mayores bancos mundiales – JP Morgan Chase, UBS, Citigroup, Royal Bank of Scotland y, una vez más, HSBC – son multados con cerca de 4.300 millones de dólares por las autoridades estadounidenses, británicas y suizas. Se los acusaba de haber manipulado el tipo de cambio de las divisas. El jefe de la sección de economía del canal de noticias Channel 4 del Reino Unido, Paul Mason, se lamentaba en frente de la sede de RBS (Royal Bank of Scotland) de Londres, "¿por qué tenemos que seguir viniendo [aquí]?" El sistema bancario británico - junto con el resto del sistema capitalista - parece envuelto en una serie interminable de escándalos. En este caso, una vez más, nadie fue acusado de ningún delito.
De hecho, en el caso del actual escándalo HSBC, las autoridades francesas interceptaron los archivos en cuestión por mediación del informático que los filtró hace siete años, Hervé Falciani, y fueron transmitidos al gobierno británico en 2010. En los cinco años posteriores, sólo se ha acusado a uno de los 1.100 defraudadores fiscales británicos ricos. El HSBC nunca ha sido juzgado.
Es más, Hervé Falciani, el ex empleado de HSBC que hackeó las cuentas de los clientes del banco para filtrar estos archivos, afirmó esta semana: "esto es sólo la punta del iceberg. Hay más que [las miles de páginas] que tienen los periodistas. También aparecen varios millones de transacciones (entre bancos) en los documentos que transmití. Estas cifras pueden dar una idea de lo que yace en el fondo del iceberg".
Varios cientos de veces de lo que se ha divulgado esta semana podría ser lo que yace en el fondo de este escándalo. Y esto solo referido a un banco - uno de los muchos que estarían implicados en actividades criminales en la última década.
Lo que deja entrever esta cantidad relativamente pequeña de pruebas es la complicidad de la banca mundial, las grandes empresas, los ricos y el gobierno británico, entre otros, en la práctica de lavado de dinero y evasión de impuestos a una escala colosal, inimaginable para la mayoría que no forma parte de esta élite súper rica.
Gobierno de los banqueros, por los banqueros y para los banqueros
David Cameron, el primer ministro conservador británico, haría bien en reciclar su lema de campaña de las últimas elecciones generales: "Estamos todos juntos en esto". Esta vez quizás no sonaría tan hueco; estaría muy claro lo que quiere decir. Es fácil ver para la mayoría de la gente que el gobierno conservador, los bancos y las grandes empresas están unidos, como siempre lo han estado. El diario The Independent revelaba la semana pasada que 27 de los 59 fondos de inversión más ricos de Gran Bretaña habían donado hasta 19 millones de libras al Partido Conservador, incluyendo 10 millones desde 2010. Estos empresarios increíblemente ricos están comprando literalmente su decisión en las políticas del gobierno, incluido su derecho a evadir millones de libras en impuestos cada año.
Ya hemos visto la propensión de este gobierno conservador a contratar criminales, así como su capacidad para restar importancia o encubrir crímenes en los que podría estar implicado, como el escándalo de las escuchas telefónicas del diario News of the World. Andy Coulson fue el director de prensa de News of the World hasta 2007, cuando renunció en medio de las denuncias que lo involucraban en el escándalo, antes de que Cameron lo nombrara jefe de Comunicaciones de Downing Street. Ha salido enseguida de la cárcel, después de ser declarado culpable por espionaje telefónico, una cabeza de turco de Downing Street ya que tan sólo otros trece de los 104 detenidos bajo sospecha de estar involucrados en esa operación criminal altamente organizada han sido condenados. Los demás fueron absueltos de los cargos, incluyendo a la amiga personal de David Cameron, Rebekah Brooks
Del mismo modo, este gobierno no sólo no ha juzgado a los responsables del escándalo HSBC, sino que contrató como ministro de Comercio al hombre que fue Presidente Ejecutivo del Grupo HSBC desde 2006 hasta 2010, durante dieciocho meses durante el período en que se registraron esos hechos escandalosos. Lord Green, quien fue nombrado miembro vitalicio del Partido Conservador en 2010 y fue ministro de Estado e Inversión durante dos legislaturas entre 2011 y 2013, se ha negado a hacer declaraciones desde que estalló el escándalo esta semana. Previamente fue investigado cuando formaba parte del gobierno ya que el escándalo de blanqueo de capitales que involucra a las filiales de HSBC de EE.UU y México estalló en 2012. Al tiempo que dijo "compartir" el "arrepentimiento" que el banco mostró por sus actividades, también afirmó que estaba "orgulloso" de su carrera bancaria.
Asimismo, esta semana no ha habido disculpas desde el gabinete de gobierno por su negligencia e implicación en el escándalo en la contratación de Green. El propio primer ministro defendió a Green el lunes, lo describió como "un excelente Ministro de Comercio". En la rueda de prensa del miércoles eludió cualquier responsabilidad del gobierno por haber estado al corriente del escándalo durante cinco años y haber actuado para evitar el enjuiciamiento de algunos de sus amigos ricos.
Y ¿por qué tendrían que pedir disculpas? La línea estaba trazada desde el principio: este es el gobierno de los financieros y grandes negocios, no del pueblo. Hacer la vista gorda a la estafa de miles de millones de libras del erario público era de esperar de estos políticos; así es como recibieron 13 millones de libras al año en donaciones privadas al Partido Conservador y cómodas posiciones después de jubilarse de la vida pública.
De hecho, en 2011, el gobierno negoció un acuerdo con los bancos suizos al parecer para "erradicar la evasión de impuestos en paraísos fiscales", que incluía la protección de los banqueros del HSBC. El hombre que negoció este acuerdo, Dave Hartnett, en ese momento Secretario permanente para Impuestos en la Dirección de Adunas y Rentas Públicas (HMRC), renunció más tarde de su cargo tras ser acusado de hacer "tratos de favor" a empresas multinacionales, al ofrecerles enormes exoneraciones de impuestos. En enero de 2013, ¡obtuvo un cargo como asesor en HSBC!
¡Por el control de los trabajadores de los bancos y grandes empresas!
Incluso, aunque los presidentes del banco no fueran plenamente conscientes de que los súper ricos saudíes con enlaces directos con Al-Qaeda o los cárteles mexicanos blanqueaban dinero a través de sus cuentas, o que evadieron más de 100.000 millones de dólares en todo el mundo en sólo tres años, muy dudoso por otra parte, su negligencia es fruto del sistema - un sistema amparado por sus amigos del Partido Conservador. Su insaciable carrera con fines de lucro, para ampliar la cantidad de activos a su disposición, el reparto del pastel, hace que todas las demás preocupaciones sean absolutamente secundarias. Los directivos del HSBC no reparaban en el perfil de sus clientes, si éstos aumentaban el flujo de capital del banco y les hacía más ricos. Es un síntoma de la enfermedad del capitalismo: la regulación nunca es una prioridad si hay ganancias de por medio.
Ed Miliband, dirigente del Partido Laborista, tiene razón en llamar la atención sobre la estrecha vinculación de los conservadores con las grandes empresas y el sector bancario; El Partido Laborista tienen razón en preguntarle al primer ministro sobre el señor Green. Pero es necesario ir más allá de la típica farsa del Parlamento y pedir la nacionalización de los bancos bajo el control democrático de los trabajadores. Hoy sabemos que la vasta mayoría de la opinión pública en Gran Bretaña está a favor de volver a nacionalizar los sectores ferroviarios y energéticos.
A raíz de estas últimas revelaciones degradantes nunca ha habido una mejor oportunidad para plantear esta cuestión sobre una base concreta: exigir que los bancos y sus activos se conviertan en propiedad de las personas; que tengamos acceso a los libros de cuentas y que aquellos que han violado la ley se sienten en el banquillo; que las grandes cantidades de riqueza actualmente retenidas por estas instituciones privadas e individuos se conviertan en propiedad pública para reinvertirlas en una sociedad mejor en beneficio de la mayoría, a quien estos escándalos le son totalmente ajenos y repulsivos.
Nota de Militante
La Argentina, sin embargo, se ubica en el séptimo lugar entre los clientes de todo el mundo, por encima de países que cuadriplican su cantidad de habitantes y que multiplican las variables macroeconómicas. Son más de 4620 perfiles de argentinos por un total de US$ 3505 millones en el HSBC Ginebra; la AFIP calculó la evasión fiscal en 62.000 millones de pesos
El titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, aseguró que “Ese dinero que estimamos como evasión por parte de las personas y empresas con cuentas ocultas en Suiza equivale, en función de las partidas del Presupuesto 2015, a 2,5 veces la Asignación Universal por Hijo; 2,2 veces las Asignaciones Familiares; 118,3 veces el Seguro de Desempleo; 21,3 veces el Conectar Igualdad; 14,9 veces el Progresar; y 61,1 veces el programa Más escuelas, mejor educación". Y añadió que el monto de la evasión "también es igual a la suma de las erogaciones fiscales previstas para todos esos programas juntos”. Publicado en Telam 30/11/2014.
Insertamos aquí algunos de los nombres que figuran en la denuncia de la AFIP. Algunos de ellos no son dueños de los fondos, sino administradores y apoderados de terceros, aunque aparecen denunciados por manejar cuentas no declaradas, difundida por Página 12 (28/12/2014).
- Empresarios, banqueros, políticos, jueces, abogados, futbolistas. Roberto Jaime Goldfarb, ex dueño de Diarco, y Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA y ex presidente del fallido Banco Mayo. La lista incluye nombres rutilantes del mundo empresario, como los de Amalia Lacroze de Fortabat, ex dueña de Loma Negra, quien falleció en 2012; su nieta, Amalia Amoedo; Raúl Moneta, ex dueño del Banco República y actual empresario de medios; Sebastián Eskenazi, ex presidente de YPF en la gestión de Repsol; Gustavo Grobocopatel, conocido como “el rey de la soja”; Adolfo Grobocopatel, empresario agropecuario; Natalio Garber, ex dueño de Musimundo, que también aparece involucrado en la causa por fuga de divisas que promovió el arrepentido ex ejecutivo del JP Morgan Hernán Arbizu; Alfredo Román, empresario de logística y construcciones; Ricardo Chiantore, titular de la empresa de grúas de la ciudad de Buenos Aires SEC, y su padre, José Ricardo Chiantore; Alfredo Roemmers, vinculado con Laboratorios Roemmers; Roberto Busnelli, vinculado con Asatej; Víctor Savanti, ex directivo de Loma Negra; y Juan Bielic Kresimir, ex presidente de Alhec Tours.
Otros nombres son los de Alfonso Prat-Gay (diputado, denunciado por su rol de intermediario); Christian Bassedas, ex jugador de Vélez; Martín Silva Garretón, ex juez que se hizo famoso en 2002 concediendo amparos a ahorristas que pugnaban por salir del corralito; Juan Balbín, quien fue abogado de Wenceslao Bunge, ex vocero de Alfredo Yabrán; Carlos Keller Sarmiento (fallecido), ex embajador en Italia y Alemania; Jorge Fleisman, abogado; Adolfo Buratovich, de la empresa cerealera que lleva su nombre; y Sara Levy de Tawil, de la comisión fiscalizadora de cuentas del Rotary Club de Buenos Aires.
- Sector financiero. En la lista aparecen los bancos HSBC, Deutsche Bank y Banque Velox.
- Medios. Cablevisión y Multicanal, ahora fusionados. También aparecen con sus nombres cinco directivos de Cablevisión.
- Servicios. Edesur, distribuidora eléctrica del área metropolitana; Pampa Holding, controlante de Edenor; Central Puerto, generadora eléctrica; Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa, La Pampa; Powerco, venta de energía al por mayor; Exolgan, principal operador portuario argentino, gestor de un tercio del volumen total del comercio exterior de contenedores.
Industria. Loma Negra (fábrica de cemento), Mastellone Hermanos (La Serenísima), Petroquímica Comodoro Rivadavia, Valenciana Argentina (producción e importación de hilados textiles), Indunor (produce y comercializa extractos de quebracho), Inmobal Nutrer (aditivos químicos) y Reinforced Plastic (tuberías para petróleo, agua y gas).
Petroleras. Bridas, la empresa de los hermanos Bulgheroni.
 Y empresas del sector rural, construcción, comercio y de laboratorios y medicina.

domingo, 22 de febrero de 2015

TURBULENTOS SERVICIOS DEL PODER

Los turbulentos servicios del poder

La conmoción creada por la muerte de Nisman no obedece sólo a los interrogantes que rodean su muerte. Le entregaron el arma, fallaron los custodios, se demoró el auxilio médico y nunca se comportó como un suicida. Su fallecimiento añade un nuevo misterio a los enigmas de la causa AMIA. El fiscal estaba muy involucrado en el encubrimiento de las pistas para hallar a los responsables de ese atentado y no se sabe por qué fue víctima de esa trama.


Los turbulentos servicios del poder
Claudio Katz
La conmoción creada por la muerte de Nisman no obedece sólo a los interrogantes que rodean su muerte. Le entregaron el arma, fallaron los custodios, se demoró el auxilio médico y nunca se comportó como un suicida. Su fallecimiento añade un nuevo misterio a los enigmas de la causa AMIA. El fiscal estaba muy involucrado en el encubrimiento de las pistas para hallar a los responsables de ese atentado y no se sabe por qué fue víctima de esa trama.
OCULTAMIENTOS AL POR MAYOR
A veinte años del asesinato de 85 personas no hay culpables, condenados o imputados. Sólo se discute si el gobierno negociaba o no la impunidad de Irán, presuponiendo la responsabilidad de los Ayatollahs. Nisman sostenía esa acusación sin ninguna prueba. Como el grueso de los comunicadores silenciaba otras posibilidades más coherentes.
Todas las huellas del atentado fueron inmediatamente borradas por gobiernos de Israel, Estados Unidos y Argentina. Desviaron la investigación hacia Irán, desechando la pista siria y amparando la conexión local.
A mediados de los años 90, Israel negociaba con Siria una eventual extensión del acuerdo de paz firmado con Egipto y no le convenía involucrar a su contraparte en lo sucedido en Buenos Aires. La AMIA y la DAIA se subordinaron a la diplomacia sionista y engañaron a los familiares de las víctimas.
Estados Unidos incentivó la culpabilidad de Irán porque era su principal adversario geopolítico en Medio Oriente. El menemismo motorizó ese desvío para ocultar su responsabilidad en la matanza. Varios analistas estiman que la explosión fue un acto de venganza por incumplimiento de alguna promesa, en el tráfico de armas que administraba el ex presidente. También se supone que Menen desconoció compromisos de transferencia de tecnología nuclear o de misiles con los financistas extranjeros de su campaña electoral.
Esos diagnósticos coinciden con la secuencia de escándalos que acompañó su gestión. La tragedia de AMIA no es ajena a la venta de armas a Croacia, la violación de la neutralidad en el conflicto entre Ecuador y Perú, los privilegios al traficante Al Kasar, el estallido del arsenal de Rio Tercero o el extraño accidente fatal de Carlitos Menen.
Para oscurecer lo sucedido en la AMIA los servicios de inteligencia y la justicia actuaron en común. Limpiaron la escena del crimen, destruyeron escuchas telefónicas y protegieron a los reales sospechosos, mientras inventaban acusados y coimeaban testigos. El ex secretario de Galeano que denunció esas anomalías fue secuestrado y torturado.
Estas irregularidades fueron también cuestionadas por Cristina durante su paso por el Senado. Pero al asumir el gobierno los Kirchner mantuvieron el encubrimiento y hostigamiento a Irán, con discursos en la ONU que ubicaron la demanda contra ese país al mismo nivel que el reclamo por Malvinas. Convalidaron, además, las inverosímiles denuncias que Nisman recibía de sus mandantes de la CIA y el Mossad.
Este sostén kirchnerista obedeció inicialmente a un pacto de gobernabilidad con Menem y Duhalde (menor belicosidad a cambio de impunidad). Posteriormente el mismo apoyo apuntó a mejorar las relaciones con Estados Unidos e Israel.
Las inconsistencias de la acusación contra Irán desembocaron en un papelón tras otro. Un supuesto involucrado en el atentado que cumplió funciones diplomáticas en Argentina fue detenido e inmediatamente liberado en Europa por falta de pruebas. Altos funcionarios de Israel se jactaban mientras tanto de haber ultimado a los artífices del crimen.
Pero el artificio motorizado por Nisman comenzó a naufragar en los últimos dos años por otras razones. El gobierno tomó distancia de las manipulaciones norteamericanas y atenuó la demanda contra Irán, reemplazando el pedido de captura por una negociación que culminó en la firma del Memorándum.
Este giro sintonizó con el nuevo escenario creado por las tratativas que encaró Estados Unidos con Irán, para lograr el desmantelamiento de las plantas nucleares. Israel continúo promoviendo el bombardeo de esas instalaciones, pero Washington comenzó a priorizar el hostigamiento a Siria, e incluso la demolición de ese país siguiendo el precedente de Libia e Irak.
En este nuevo contexto Nisman se quedó solo y alguien lo incentivó a subir la apuesta. Elucubró una ridícula denuncia, acusando a CFK de acordar cierto perdón de los iraníes (levantamiento de las “alertas rojas” de Interpol) a cambio de una mayor comercio de granos por petróleo. Nadie acompañó ese delirio. Perdió el sostén norteamericano (Noble), la complicidad de los jueces (Canicoba y Servini) y la protección de los servicios (Stiusso).
MANIOBRAS Y REACCIONES
La derecha intenta presentar a Nisman como un justiciero que ansiaba la verdad. En los hechos ensuciaba la causa con las instrucciones de la embajada estadounidense, que destapó Wikileaks. Para recordar esa estrecha relación, el principal representante de la delegación norteamericana se hizo presente en el velatorio.
Los derechistas trabajan para transferir nuevamente el manejo de política exterior argentina a la diplomacia yanqui e israelí. Por eso promueven el desembarco de una comisión internacional, armada en Washington, para monitorear lo ocurrido con el fiscal.
También pretenden bloquear el próximo juicio por encubrimiento del atentado, que involucra a varios próceres del menenismo, el PJ, la DAIA y el macrismo. Junto a Galeano y Beraja, un hombre de confianza de Macri (Fino Palacios) debería desfilar por Tribunales.
Para encubrir estas complicidades los derechistas sugieren la culpabilidad directa del gobierno en la muerte de Nisman. Clarín acompaña este operativo presentando como un grave delito, las intrascendentes conversaciones telefónicas que mantuvieron hombres del kirchnerismo (D´Elía) con allegados a Irán. Estas campañas pretenden demostrar -como mínimo- que CFK no puede manejar la crisis en curso.
El gobierno continúa desconcertado. Cristina polemiza por twitter, diagnóstica primero un suicidio y luego un crimen, mientras acusa a Lagomarsino sin hablar todavía del poderoso jefe de los espías. Para apuntalar la investigación habría bastado con el sostén presidencial a un accionar judicial en serio.
Pero la muerte del fiscal sobrevino a pocas semanas de un gran conflicto con el mandamás de los servicios. El gobierno confronta también con los jueces que investigan los hoteles de la familia Kirchner y sus conexiones con el lavado de dinero (Báez).
Estas guerras de palacio no apuntan a penalizar a los corruptos. Proliferan ante el fin de un ciclo político y el consiguiente enfrentamiento entre los distintos grupos que disputan preeminencia en el aparato del estado.
La muerte de Nisman también impacta sobre el escenario electoral. Con la campaña anti-buitre el gobierno recuperó iniciativa y se aprestaba a condicionar la candidatura de Scioli. En un marco de recesión y alta inflación, pretendía retomar el endeudamiento, clavar el dólar, posponer el corte de los subsidios y reanimar el consumo, para transferirle el ajuste al próximo presidente. ¿Podrá sostener este plan en el nuevo contexto?
UNA CAMINO PARA EL ESCLARECIMIENTO
En medio de la turbulencia el ejecutivo ha propuesto una reforma de los servicios, para superar “la gran deuda pendiente de la democracia”. Con este enunciado omite recordar que le corresponde una década completa de ese pasivo.
Por lo que trascendió la intención oficial es cambiar los nombres y preservar la misma estructura de espías. La vieja SIDE convertida en SI pasaría a denominarse AFI, mantendría a su personal y su voluminoso presupuesto secreto. Las principales designaciones pasarían por el Parlamento, pero el ejecutivo podría modificarlas. No se introducen modificaciones entre los espías del ejército y la policía y sólo se dispone una supervisión judicial de las controvertidas escuchas.
Con este formato la pretendida disolución de la SI queda reducida a una simple reorganización. Como no se investiga nada, ni se depura al viejo personal hay más cosmética que transformaciones reales. El proyecto también disuelve la anunciada desclasificación de los archivos. Conviene recordar que en la última década ya hubo varias crisis los espías, que no alteraron su poder (coimas en Senado en el 2001y despido de Beliz en el 2004).
Milani ha sido ratificado, además, como el nuevo hombre fuerte de los servicios, pese a la grave acusación que arrastra por la desaparición de un soldado durante la dictadura. El oficialismo habla poco de Stiusso y de sus fortunas, quizás por las comprometedoras carpetas que maneja el super-espía.
Pero por primera vez está saliendo a superficie el enorme entramado de los informantes, que operan como un estado dentro de otro estado. Ese aparato ha construido sus propios negocios y está involucrado en numerosos delitos. Sus agentes oficiales e inorgánicos participan en el narcotráfico, los levantamientos policiales, los saqueos y el turbio manejo de las cárceles. Dirimen sus conflictos mediante el asesinato y se reciclan aceitando vínculos con intendentes, gobernadores y punteros.
Esclarecer lo ocurrido en la AMIA podría ser el punto de partida para desmantelar esa estructura mafiosa. Ese caso concentra todo el nefasto accionar de los espías. Formar la Comisión Investigadora Independiente que promueve la asociación APEMIA permitiría inaugurar ese camino. El parlamento y la justicia han demostrado su total incapacidad para encarar esa tarea. Como ocurrió con la CONADEP, sólo un organismo autónomo con plenos atributos e integrado por personalidades y familiares de las víctimas podría realizar esa investigación.
Es el momento para actuar con celeridad y convicción. Existe una generalizada indignación frente a la impunidad. La izquierda y el progresismo deben tomar la iniciativa, ante el peligroso manejo de las protestas que ensayan los caceroleros y la DAIA. No basta con acciones parlamentarias o convocatorias a la interpelación de los ministros. El Congreso nunca ha sido el ámbito central de las demandas populares.
Lo importante es privilegiar la movilización. Esta semana se realizará la primera marcha de una secuencia que debe ampliarse. Los poderosos necesitan a los servicios para ocultar sus tropelías, pero el pueblo ansía transparencia, democracia y justicia.
2-2-2014

China: un socio para no imitar

China: un socio para no imitar

China ha transitado por sucesivos períodos de transformación anticapitalista, adaptación mercantil y formación de una clase dominante. La dinámica de la acumulación, la desigualdad y la precarización laboral ilustran un avanzado estadio de restauración capitalista. Pero esta regresión no es definitiva por los desequilibrios que genera y las resistencias sociales que afronta. Este dato introduce una diferencia con lo ocurrido en la ex URSS.
El entrelazamiento con capitales foráneos y la estrategia de libre-comercio impiden a China forjar un bloque internacional cooperativo. Pero América Latina necesita el contrapeso de esa potencia como socio comercial y aliando geopolítico frente a la dominación estadounidense. Cuba aporta un importante antecedente de estrategias revolucionarias autónomas.


CHINA: UN SOCIO PARA NO IMITAR
Claudio Katz
Las reformas económicas se discuten en Cuba evaluando la transformación mayúscula que ha registrado China. La nueva potencia asiática no es sólo un socio comercial de primer orden. Por su envergadura económica y su relevancia internacional se ha convertido en un importante aliado geopolítico para contrapesar las agresiones estadounidenses. Pero en un análisis desde la izquierda China interesa por un motivo adicional: ¿su modelo actual mantiene perfiles socialistas? .
DOS ETAPAS DIFERENCIADAS
China ocupa en la actualidad un lugar tan significativo como el alcanzado por la URSS en el pasado. No sólo es una gran economía en ascenso. Su expansión introdujo en las últimas décadas cambios significativos en el orden internacional.
El país ya integra el club de las economías centrales luego de multiplicar 13 veces su PBI (1978-2010). Logró prosperar en medio de tres grandes temblores contemporáneos. No fue afectada por las décadas pérdidas que demolieron a los países subdesarrollados en los años 80-90, se mantuvo al margen del desplome sufrido por el bloque soviético y actuó como socorrista de los bancos internacionales en la reciente crisis del 2008 (Lo, Zhang, 2011).
Su crecimiento no partió de cero, puesto que ya poseía en los años 80 un PBI superior a muchos emergentes actuales. Pero posteriormente consumó un salto histórico que aproxima, empareja o sitúa a China por encima de varias potencias.
Es evidente la importancia del acervo acumulado durante las transformaciones anticapitalistas previas al avance actual. Sin la industrialización, la alfabetización, la superación del hambre, la modernización productiva y la acumulación extensiva hubiera sido imposible la extraordinaria expansión posterior. Basta comparar esas mutaciones con el subdesarrollo continuado que por ejemplo afectó a la India (Amin, 2012).
Pero la incógnita radica en lo ocurrido posteriormente. ¿En la nueva trayectoria afianzó o abandonó el proyecto socialista? La tesis oficial subraya la continuidad. El Partido Comunista continúa dirigiendo los destinos del país y sus líderes declaran oficialmente la preeminencia de un modelo de “socialismo de mercado”, compatible con los principios del marxismo. Esta visión resalta la presencia de elementos pos-capitalistas, junto a las reglas de la acumulación y la ganancia imperantes en la economía.
El enfoque oficial destaca que los principios socialistas introducidos en los años 50-70 fueron posteriormente ajustados a las necesidades de la modernización. Considera que esa evolución se adapta a la tradición milenaria de una civilización, que ha seguido rumbos de desarrollo muy distintos al patrón occidental.
El diagnóstico opuesto subraya la preeminencia de un proceso de restauración capitalista, asentado en la explotación del trabajo, la polarización social y la corrupción de las elites (Hart-Landeberg, 2011). Otros enfoques intermedios caracterizan al proceso en curso como una fase de acumulación primitiva transitoria, que puede desembocar en la estabilización capitalista o en la renovación del socialismo (Yi, 2009). ¿Quién tiene razón?
Para clarificar este complejo problema conviene reconocer la existencia de las dos situaciones diferenciadas. Entre 1978 y 1992 se reintrodujo limitadamente el mercado dentro de un sistema de propiedad pública. Se buscaba fomentar el desarrollo agrícola, la expansión del consumo y la gravitación de la pequeña empresa, en un marco de precios parcialmente libres.
En esa etapa se registró un crecimiento balanceado impulsado por el mercado interno y la flexibilizaron los precios agrícolas. Este cambio incrementó el poder compra en el sector rural y generó un desahogo urbano. La tasa de crecimiento repuntó aceleradamente y la inversión fue incentivada mediante una rigurosa selección estatal de los sectores priorizados.
Ese modelo incluía cierta diferenciación social y zonas francas para las transnacionales, pero mantenía restricciones compatibles con una construcción socialista. Pero a principios de los 90 se implementó una orientación distinta. Comenzaron las privatizaciones en gran escala, la generalización de normas capitalistas de gestión y la formación de una clase de grandes empresarios con exponentes directos en los organismos dirigentes.
Este nuevo esquema comenzó con inversiones destinadas al mercado interno y se afianzó privilegiando las exportaciones. En la última década se acrecentó la apropiación privada de las grandes empresas, en un escenario de creciente desigualdad y precarización del empleo.
La principal transformación social generada por esta reconversión ha sido el surgimiento de una clase capitalista local, asociada a las empresas transnacionales y promotora de una ideología neoliberal. La gravitación de este sector en las altas esferas del régimen político se verifica en el pragmatismo de esta conducción. La tradición maoísta de la revolución cultural es rechazada y los empresarios son bienvenidos dentro del partido. El pensamiento de Marx y Confucio son combinados, en función de las necesidades políticas de cada momento (Xie, 2009).
En esta segunda etapa varios rasgos clásicos del capitalismo han quedado incorporados a la economía china. Hay competencia, beneficio, explotación y acumulación. La desigualdad aumenta a un ritmo más acelerado que en el resto de la región y los niveles de explotación se ubican por encima de Corea, Taiwán o Singapur.
EL ALCANCE DE LA RESTAURACIÓN
Los teóricos del “socialismo de mercado” reivindican la acelerada industrialización y el desarrollo tecnológico autónomo, que le permitieron a China contar primero con los resguardos defensivos requeridos para afrontar la presión imperialista. El país construyó una bomba primero atómica (1964), luego otra de hidrógeno (1970) y finalmente colocó un satélite en el espacio (1970). Sobre estos pilares negoció la apertura hacia Occidente, a partir del emblemático viaje de Nixon (1972).
También consideran que ese período de economía planificada se agotó y fue sucedido por mecanismos de gestión mercantil que revitalizaron el socialismo, permitiendo el gran desenvolvimiento de las últimas décadas (Yang, 2009).
Pero este razonamiento confunde la extensión de la gestión mercantil con la introducción de normas capitalistas. Desde los años 90 no sólo se flexibilizó el manejo de los precios, sino que también se afirmó la nueva propiedad de los capitalistas sobre un sector muy significativo de la economía. Este cambio en la posesión de las empresas estratégicas es incompatible con cualquier perspectiva de socialismo.
Una transición hacia la sociedad igualitaria puede incluir formas de gestión centralizadas o descentralizadas, con modalidades más o menos flexibles de planificación. Pero el afianzamiento de clases propietarias y desposeídas de los medios de producción sólo augura la vigencia del capitalismo.
Los teóricos de las mixturas entre ambos sistemas afirman que esa combinación se está consumando en los hechos, a través de modificaciones paralelas en el capitalismo mundial, que habría incorporado formas del estado de bienestar y valores de igualdad (Yang, 2009).
Pero omiten que la tendencia contemporánea predominante de este sistema ha sido exactamente la opuesta. El neoliberalismo de las últimas décadas ha sepultado las conquistas sociales de posguerra, para garantizar las ganancias de los grandes bancos y empresas. En lugar de un amoldamiento del capitalismo al ímpetu socialista de China se verifica un proceso opuesto: aumenta la gravitación de los patrones de rentabilidad y explotación en la economía asiática.
Esta incidencia es incluso inocultable para defensores del curso actual. Reconocen la magnitud de las diferencias de ingreso y esperan que la propia dinámica del mercado achate esas inequidades (Yang, 2009).
Pero nunca explican cómo ese mecanismo corregiría el defecto que ha introducido. Su expectativa es inconsistente y desconoce que las brechas sociales se originan en la existencia de una nueva clase capitalista interesada en afianzar esas diferencias.
Otros enfoques del mismo tipo aceptan la existencia de segmentos patronales pero relativizan su influencia. Presentan la incorporación de empresarios al Partido Comunista, como un signo de patriotismo de los enriquecidos y una manifestación de madurez del funcionariado (Ding, 2009).
Pero, en los hechos, los nuevos capitalistas consolidan su posición social al ganar influencia en las cúpulas del sistema político. Cualquiera sea la veracidad de sus pronunciamientos patrióticos afianzan una fractura de clases, que contradice los enunciados básicos del socialismo. Se puede discutir cuál es el grado de intercambio mercantil que debería prevalecer en una sociedad pos-capitalista ya avanzada, pero resulta insólito imaginar que ese estadio incluiría explotación, plusvalía y altos niveles de desigualdad social.
Estas incongruencias han sido resaltadas por muchos críticos del curso actual, que presentan indicios contundentes del curso de la restauración. Un ejemplo son los cambios en el sistema de fijación de precios planificados. El declive de esos guarismos a favor de cotizaciones mercantiles ha sido monumental.
El primer tipo de precios decayó del 97,8% (1978) al 2,6% (2003) en el rubro minoristas y del 100% (1978) al 10% (2003) en el sector industrial. Otra evidencia de la misma tendencia se verifica en la pérdida de gravitación de la propiedad estatal en la industria, que declinó del 100% (1978) al 41.9% (2003). El estado sólo mantiene la supremacía en cinco sectores y ha perdido peso en las 23 actividades más dinámicas (Hart-Landeberg, 2011).
Esta misma evolución pro-capitalista se corrobora en la erosión del tejido social generado por el avance de la precarización y la declinación del empleo tradicional. De los 30 millones de obreros que fueron despedidos entre 1998 y 2004 quedaron 21,8 millones viviendo con el ingreso mínimo.
En muchas empresas rigen, además, jornadas laborales de 11 horas durante 26 días al mes. Las super-explotación afecta duramente a los 200 millones de trabajadores rurales que emigraron a las ciudades en los últimos 25 años, sin lograr el status de residencia (Hart-Landeberg, 2011).
China se ha ubicado al tope de los índices de desigualdad medidos por el coeficiente Gini. En la región es tan sólo superada por Nepal y luego de Estados Unidos alberga al mayor número del billonarios del mundo. Por esta razón florecen los negocios del lujo y los clubs de yate. Toda la generación de ahijados del viejo liderazgo comunista maneja las grandes compañías. Allí se concentra la nueva elite. Basta observar que un tercio de los 800 individuos más ricos del país son miembros del PCCH.
Estos datos económicos, sociales y políticos no dejan ningún margen de duda sobre la tendencia a la restauración del capitalismo que rige en China. Los neoliberales se congratulan de este cambio y los heterodoxos se limitan a presentarlo como un momento necesario de la acumulación.
Pero muchos teóricos del marxismo enfrentan este escenario con desconcierto. Algunos hacen malabarismos para presentar los datos de China como signos de modernización del socialismo. Más allá del desgastado recurso de subrayar las singularidades del país (“socialismo con características chinas”), no logran demostrar cómo se compatibiliza ese sistema con el creciente poderío de los acaudalados.
El lenguaje diplomático, las abstracciones y el reemplazo del término capitalismo por mercado, no alcanzan para disfrazar un curso evidente. Es discutible el grado de consolidación alcanzado por la restauración capitalista, pero no la primacía de esta tendencia (Weil, 2009).
LAS NUEVAS RESISTENCIAS
Al caracterizar la existencia de dos períodos diferenciados -introducción del mercado en una economía planificada (1978-92) y giro pro-capitalista (1992-2014)- se puede entender la naturaleza de la transformación en curso. El pasaje del primer modelo al segundo marca una ruptura cualitativa, que ha bloqueado (o sepultado) cualquier transición socialista.
Ese cambio no implicó sólo otra política económica (de primacía del consumo a la inversión) o de entrelazamiento del sector financiero con el productivo. Tampoco se redujo a un pasaje de las comunas rurales a unidades agro-industriales o a una conformación de zonas francas en la costa para fabricar bienes exportables mediante inversiones extranjeras.
La modificación central entre ambos períodos ha sido un cambio en la reglas de propiedad, que facilitó la conversión de una elite de funcionarios en dueños de grandes empresas. Este giro fue acompañado con el otorgamiento de mayores atribuciones a los gerentes para reorganizar las unidades de producción. Mientras que el elevado crecimiento económico permitió reducir la pobreza, el esquema de gran desigualdad instaurado impide actualmente a las familias obreras afrontar los gastos corrientes de salud y educación (Li, Piovani, 2011).
La segunda etapa económica de China estuvo signada por un explosivo crecimiento económico y acompañado de agudas manifestaciones de corrupción. Por esa vía la nueva clase privilegiada se apropia de una gran tajada del desarrollo actual.
Esos grupos de la alta burocracia debieron tolerar -durante el largo período que sucedió a la revolución- la preeminencia de grandes conquistas populares, que obstruían su enriquecimiento. Cuando alcanzaron el poder suficiente para arrebatar esas mejoras, comenzó el salto hacia su nuevo status capitalista. Actualmente sostienen su poder en el manejo del estado y cuentan con el apoyo social de una clase media, que ascendió soñando con alcanzar el estilo de vida norteamericano (Li, 2009).
Entre los autores que resaltan este nítido curso pro-capitalista muchos dejan abierta una definición sobre la madurez de esta involución. ¿Se ha consumado por completo la restauración, como ocurrió en Rusia o los países de Europa Oriental?
El carácter irreversible de este giro es puesto en duda por quienes cuestionan la solidez de la nueva clase capitalista. Afirman que el estado mantiene un gran poder de intervención y una consiguiente capacidad para introducir cambios de tendencias (Lin, 2009; Lo, Zhang, 2011).
Otros destacan la persistencia del legado socialista en la vida cotidiana y la sensibilidad (o temor) de las autoridades ante cualquier expresión de descontento popular. Señalan que la reacción de estas elites es muy distinta a la conducta de clases opresoras de Occidente, que acumulan siglos de experiencia en el ejercicio de su dominación (Wang, 2009).
Finalmente, las nuevas resistencias populares que irrumpieron en los últimos años son vistas como otro síntoma de grandes reservas de oposición al rumbo capitalista, que subyacen en la sociedad china (Li, Li, Xie, 2012).
Esta variedad de argumentos ilustra cuán complejo es definir el grado de concreción de la restauración capitalista. Este proceso no supone solamente transformaciones objetivas en la escala de la propiedad privada vigente, sino también drásticos cambios en el nivel de aceptación subjetiva del capitalismo. La restauración implica un proceso dual de consolidación de ambos componentes.
En nuestra caracterización de estos procesos establecimos cinco criterios para mensurar esa restauración, subrayando tres aspectos económicos (precios libres, planificación reducida, crisis por acumulación), un pilar político (modalidad institucional) y un elemento social-subjetivo de resistencia y defensa del ideal socialista (Katz, 2006: 72-76).
En el plano económico las reglas del capitalismo se encuentran muy avanzadas en China, tanto en la forma que asume el ciclo y la gestión macroeconómica, como en el manejo de las empresas. Este dato es reconocido por los propios defensores del modelo actual, que describen el comportamiento de una clase capitalista con influencia preeminente en todas las instituciones y medios de comunicación. Pero las elites más neoliberales no dominan todo el aparato del estado y los grandes desequilibrios regionales, sociales y agrarios que desata la acumulación ponen en duda la consistencia del naciente capitalismo.
El desemboque final de este proceso es incierto, puesto que a diferencia de lo ocurrido en la URSS la clase obrera está recuperando protagonismo. Hay grandes huelgas que imponen concesiones a los gobernantes. El número de protestas creció de 58.000 (2003) a 87.000 (2005) y a 94.000 (2006). Desde el 2009 el incremento de estas resistencias determinó un cambio de conducta de los dirigentes, que optaron por sustituir la reacción represiva inicial por negociaciones y concesiones (Yu, 2012).
Este cambio converge con la multiplicación de corrientes críticas y planteos anticapitalistas de tendencias de izquierda, que demandan medidas de renacionalización y reversión de las privatizaciones. Exigen restaurar la gratuidad de la educación y la salud y confrontan con los enriquecidos (Zhu, Kotz, 2011).
Estos segmentos militantes son más influyentes que lo supuesto en Occidente. Suelen combinar reivindicaciones básicas con demandas de cambio en los impuestos y los patrones de crecimiento. Muchos mixturan la defensa del igualitarismo con propuestas de democratización política. Todas las referencias a un “modelo chino al socialismo” deberían ser identificadas con estas vertientes de resistencia por abajo a la restauración (Choi, 2009).
LA POLITICA INTERNACIONAL
Algunos analistas registran líneas de continuidad de China con su pasado antiimperialista. Consideran que el país retoma los principios de soberanía y cooperación impulsados durante el emblemático encuentro de 1955 con Egipto (Nasser) e India (Nehru) (Revista Bandung, 2011).
Pero resulta muy difícil corroborar algún resabio de esos proyectos. China está embarcada en un curso radicalmente opuesto de ampliación de las inversiones en el exterior y afianzamiento de los tratados de libre-comercio.
Otros autores estiman que el país edifica los basamentos del nuevo modelo global, que reemplazará la decadente hegemonía de Estados Unidos. Suponen que erigirá un esquema de cooperación favorable al grueso de la periferia. Esta visión fue difundida por Arrighi, al contraponer el belicismo yanqui en declive, con un ascendente “Consenso de Pekín” basado en el pacifismo de la potencia asiática (Arrighi, 2007: cap 5-6).
Este mismo enfoque es presentado por quienes suponen que este país orientará la economía mundial hacia el igualitarismo, liderando el nuevo bloque contra- hegemónico de los BRICS.
Pero no es sensato concebir algún devenir pos-capitalista bajo la dirección de una potencia que emerge en términos capitalistas y con tanta rivalidad como asociación con Estados Unidos. Los propios dirigentes chinos enfatizan este perfil en todas las iniciativas que asumen a escala mundial. Suelen exhibir una ideología más próxima a la idolatría mercantil- liberal que a cualquier vestigio de mensajes socialistas.
La significativa asociación de las elites chinas con los principales bancos y empresas de Occidente contradice la esperada formación de un bloque de economía cooperativa global. Ese entrelazamiento con el capital extranjero se verifica dentro de China en la incidencia de ese sector en las ventas industriales. También se expresa en la fanática adopción de principios del libre comercio luego del ingreso a la OMC. El país asciende en el escenario mundial como socio de las grandes compañías y es un natural custodio del status quo vigente.
Este importante vínculo con la producción, el comercio y las finanzas globalizadas impide a la nueva potencia cumplir con un papel progresista. Se ha convertido en un pilar de la mundialización neoliberal y no puede actuar simultáneamente como gestor de modelos pos-capitalistas.
Las propias tendencias generadas por la crisis del 2008 confirman esa imposibilidad. Si China decide reforzar su posición en el escenario mundial -transformando en propiedades sus enormes acreencias en dólares- consolidará su asociación con grandes empresas capitalistas. Los bienes adquiridos a su rival serían reciclados bajo el mismo esquema de la globalización neoliberal, afectando a todos los perdedores de la reorganización capitalista .
Pero no es necesario evaluar estas hipótesis para verificar cuál es el comportamiento internacional predominante de las elites chinas. Los acuerdos concertados con sus abastecedores de materias primas están regulados por estrictos principios de libre-comercio.
La asociación de los capitalistas chinos con sus pares occidentales ha obstruido, además, el esperado desacople internacional y el consiguiente giro chino hacia el crecimiento interno. Los efectos de esta limitación ya pesan severamente sobre una economía que ha reducido significativamente su ritmo de crecimiento. Los vínculos transnacionales recortan los márgenes de acción autónoma de la nueva potencia.
En la propia dirección china los partidarios de estrechar la relación con Occidente (elite de la Costa) chocan con los críticos de esa asociación (elite del Interior). Pero ninguna de las dos vertientes promueve los cursos de ruptura antiimperialista requeridos para gestar un modelo internacional cooperativo.
En este terreno se verifica una significativa diferencia con la estrategia postulada por los dirigentes de la vieja URSS. También allí todos los sectores de la burocracia gobernante habían archivado cualquier perspectiva de estrategia socialista. Pero la coexistencia pacífica que mantenían con el imperialismo se basaba en un principio de división territorial (“áreas de influencia”), que recreaba los permanentes conflictos de la guerra fría. Los campos de acción económica estaban totalmente separados y los vínculos comerciales, financieros o productivos entre los dos contendientes eran mínimos.
En el curso de las últimas décadas la burocracia china siguió un camino diferente de integración plena al mercado mundial. Por esta razón el programa de Nuevo Orden Internacional (NOEI) -que impulsaba la URSS para asociar al Segundo y Tercer Mundo- no tiene continuidad en el liderazgo chino.
Esta dirección concibe todas sus acciones internacionales partiendo del entrelazamiento que estableció con las empresas y bancos del Primer Mundo. Por eso desarrolla una política exterior más cautelosa que los soviéticos, con bajo perfil, alto realismo y convivencia con la economía estadounidense.
ALIANZAS SIN IMITACIÓN
En su configuración actual China puede ser vista como un socio de los procesos transformadores de América Latina, pero nunca como el modelo a seguir para la construcción del socialismo. El gigante asiático se ha distanciado estructuralmente de ese objetivo.
Al igual que la URSS en el pasado, China es muy importante en la actualidad para Cuba y América Latina. La región necesita aliados para cualquier batalla contra el imperialismo estadounidense. El gigante del Norte sigue tratando a las naciones situadas al sur del Río Grande como piezas de su patio trasero. Nunca abandonó sus pretensiones de anexar Centroamérica y tutelar Sudamérica. Envió marines, organizó golpes de estado y diseñó todas las masacres requeridas para perpetuar su dominación.
Estados Unidos respondió al surgimiento de proyectos socialistas en el hemisferio con sabotajes, invasiones y conspiraciones. Comandó un estricto monitoreo anticomunista y llevó a cabo explícitas acciones de intervención contra Chile y Nicaragua. Las décadas de bloqueo que soporta Cuba o las conspiraciones que afronta Venezuela retratan esta injerencia.
Es totalmente falsa la creencia que Estados Unidos se ha olvidado de América Latina y que ha renunciado al intervencionismo. Basta registrar el protagonismo yanqui en el golpe de Honduras, el despliegue general de la IV Flota o las nuevas bases en Colombia para desmentir esas ilusiones. Hay cambios en el lenguaje (del anticomunismo al antiterrorismo) y mayor delegación de acciones en militares locales. Pero el Pentágono persiste como la principal barrera para cualquier perspectiva no sólo de socialismo, sino de efectiva independencia.
El desahogo que se observa en los últimos años (declive de la OEA, surgimiento de la CELAC, retorno de Cuba a la diplomacia regional) es un resultado provisorio del escenario creado por las rebeliones populares. Hay gobiernos más autónomos, pero la obstrucción imperial a cualquier proyecto de emancipación de la América Latina no ha cambiado.
Resulta por lo tanto indispensable apuntalar las alianzas internacionales que permitan proteger los procesos antiimperialistas en la región del abrumador poderío del Pentágono. Por su peso geopolítico a escala global, China puede actuar como contrapeso de esa amenaza.
La trayectoria seguida por Cuba desde los años 60 aporta un interesante antecedente de la forma de implementar una política exterior revolucionaria, sin subordinación a los mandatos de los grandes jugadores mundiales. El Che puso en práctica una estrategia de expansión internacional del socialismo, en contraposición al status quo permanente con el imperialismo que propiciaban los líderes de la ex URSS. En su discurso de Argelia fue particularmente crítico con la escasa solidaridad de estos dirigentes hacia las sublevaciones del Tercer Mundo.
Guevara convocó a forjar “uno, dos, tres, muchos Vietnam”, en oposición a la pasividad del Kremlin. Impulsaba esas sublevaciones frente a la utopía de restringir la edificación del socialismo a un solo país o región. En el Congo puso el cuerpo y en Bolivia entregó su vida a esos ideales (Katz, 2008; Sánchez Vázquez, 2007).
Más allá del resultado de esas acciones, la experiencia cubana ilustró cómo la alianza con una potencia para contrabalancear el peso del imperialismo, no implica sometimiento o imitación del socio. Ese modelo ofrece un importante punto de partida para concebir las relaciones con China de los procesos radicales actuales y futuros de América Latina.
21-11-2014
REFERENCIAS
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CHINA: UN SOCIO PARA NO IMITAR
Resumen
China ha transitado por sucesivos períodos de transformación anticapitalista, adaptación mercantil y formación de una clase dominante. La dinámica de la acumulación, la desigualdad y la precarización laboral ilustran un avanzado estadio de restauración capitalista. Pero esta regresión no es definitiva por los desequilibrios que genera y las resistencias sociales que afronta. Este dato introduce una diferencia con lo ocurrido en la ex URSS.
El entrelazamiento con capitales foráneos y la estrategia de libre-comercio impiden a China forjar un bloque internacional cooperativo. Pero América Latina necesita el contrapeso de esa potencia como socio comercial y aliando geopolítico frente a la dominación estadounidense. Cuba aporta un importante antecedente de estrategias revolucionarias autónomas.