Hombre en llamas

Hombre en llamas
Hombre en llamas. Orozco, J.C. Algunos críticos interpretan el mural como una glorificación de los cuatro elementos, otros ven en cada una de las figuras una simbología inherente al hombre mismo: el hombre teológico (que simboliza la tierra), el cual despierta en el mundo y convierte en dioses los fenómenos naturales que no comprende; el hombre metafísico (que simboliza el viento), el cual empieza a tener conciencia, reflexionando sobre la realidad del mundo; el hombre científico (que simboliza el agua), el cual analiza los fenómenos, los objetos, penetrando con su razón en sus esencias. Finalmente el hombre de fuego que debería simbolizar a Prometeo, el que rebelándose a los dioses entregó a los hombres la chispa del fuego, la cual representa al mismo tiempo la razón y la libertad. Así el hombre, ya libre, crea las artes en su constante lucha de superación; el hombre hecho fuego de pasiones, de anhelos de conquistas, pero sobre todo dueño de su vida, de su destino y de sus decisiones.

sábado, 13 de junio de 2015

MULTINACIONALES AL PODER

“La soberanía supranacional de una élite intelectual y banqueros mundiales es seguramente preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados”. David Rockefeller 


(3 artículos)

por Joseph E. Stiglitz* – 
*Premio Nobel de Economía
Estados Unidos y el mundo están imbuidos en un gran debate sobre los nuevos acuerdos comerciales. Tales pactos solían ser llamados “acuerdos de libre comercio”; en los hechos, eran acuerdos comerciales gestionados, es decir, estaban adaptados a la medida de los intereses corporativos, que en su gran mayoría se encontraban localizados enEE.UU. y la Unión Europea. Hoy en día, con mayor frecuencia, tales tratos se denominan como “asociaciones”; por ejemplo, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Sin embargo, dichos acuerdos no son asociaciones entre iguales: EE.UU. es quien, de manera patente, dicta los términos. Afortunadamente, los “socios” de Estados Unidos están cada vez más obstinados.
No es difícil ver por qué. Estos acuerdos van mucho más allá del comercio, ya que también rigen sobre la inversión y la propiedad intelectual, imponiendo cambios fundamentales a los marcos legales, judiciales y regulatorios de los países, sin que se reciban aportes o se asuman responsabilidades a través de las instituciones democráticas.
Tal vez la parte más odiosa – y más deshonesta – de esos acuerdos es la concerniente a las disposiciones de protección a los inversores. Por supuesto, los inversores tienen que ser protegidos contra los gobiernos defraudadores que incautan sus bienes. Sin embargo, dichas disposiciones no se relacionan a ese punto. Se realizaron muy pocas expropiaciones en las últimas décadas, y los inversores que quieren protegerse pueden comprar un seguro del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones, una filial del Banco Mundial; además, el gobierno estadounidense y otros gobiernos proporcionan seguros similares. No obstante, EE.UU. demanda que se incluyan tales disposiciones en el TPP, a pesar de que muchos de sus “socios” tienen sistemas de protección de la propiedad y sistemas judiciales que son tan buenos como los propios estadounidenses.
La verdadera intención de estas disposiciones es impedir la salud, el cuidado del medio ambiente, la seguridad, y, ciertamente, incluso tienen la intensión de impedir que actúen las regulaciones financieras que deberían proteger a la propia economía y a los propios ciudadanos de Estados Unidos. Las empresas pueden demandar en los tribunales a los gobiernos, pidiéndoles recibir compensación plena por cualquier reducción de sus ganancias futurasesperadas, que sobreviniesen a consecuencia de cambios regulatorios.
Esto no es sólo una posibilidad teórica. Philip Morris ha demandado judicialmente a Australia y Uruguay por exigir etiquetas de advertencia en los cigarrillos. Es cierto, que ambos países fueron un poco más allá en comparación con EE.UU., ya que obligaron a los fabricantes de cigarrillos a incluir imágenes gráficas que muestran las consecuencias del consumo de cigarrillos.
El etiquetado está logrando su cometido, ya que es desalentador para los fumadores y disminuye el consumo de cigarrillos. Así que ahora Philip Morris exige indemnizaciones por la pérdida de ganancias.
En el futuro, si descubrimos que algún otro producto causa problemas de salud (por ejemplo, pensemos en el asbesto), los fabricantes en lugar de enfrentar demandas judiciales por los costos que nos impone a nosotros las personas comunes, podrían demandar a los gobiernos porque dichos gobiernos estuviesen tratando de evitar que se maten a más personas. Lo mismo podría suceder si nuestros gobiernos imponen regulaciones más estrictas para protegernos de los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando presidí el Consejo de Asesores Económicos del presidente Bill Clinton, los grupos anti-ambientalistas intentaron promulgar una disposición similar, denominada “expropiaciones regulatorias”. Ellos sabían que una vez promulgada, las regulaciones se frenarían, simplemente porque el gobierno no podía permitirse el lujo de pagar las compensaciones. Afortunadamente, tuvimos éxito y ganamos la batalla: hicimos que esta iniciativa retrocediese, tanto en los tribunales judiciales como en el Congreso de Estados Unidos.
No obstante, ahora los mismos grupos están intentando realizar una triquiñuela para pasar por alto los procesos democráticos mediante la inserción de tales disposiciones en las facturas comerciales, ya que el contenido de las mismas se mantiene, en gran medida, en secreto para el público (pero no para las corporaciones que están presionando para conseguir dichas inserciones). Es sólo a consecuencia de fugas de información, y mediante charlas con los funcionarios del gobierno que parecen estar más comprometidos con los procesos democráticos que llegamos a conocer lo que está pasando.
Es fundamental que el sistema de gobierno de Estados Unidos cuente con un poder judicial imparcial y público, con normas legales construidas a lo largo de décadas, que se basen ​​en principios de transparencia, precedentes y en las oportunidades que otorgan a los litigantes para que apelen las decisiones desfavorables. Todo esto está siendo dejado de lado, ya que los nuevos acuerdos exigen que las partes se sometan al arbitraje, que es un proceso privado, no-transparente, y muy caro. Es más, esta forma de administración de justicia está a menudo plagada de conflictos de intereses; por ejemplo, los árbitros pueden ser “jueces” en un caso y defensores en un caso relacionado.
Los procesos judiciales son tan caros que Uruguay ha tenido que recurrir a Michael Bloomberg y a otros estadounidenses ricos, quienes están comprometidos con la salud, para poder defenderse en el juicio planteado por Philip Morris en su contra. Y, si bien las corporaciones pueden demandar, otros no pueden. Si hay una violación de otros compromisos – en lo referido a las normas laborales y ambientales, por ejemplo – los ciudadanos, sindicatos y grupos de la sociedad civil no tienen recursos legales mediante los cuales puedan apersonarse para plantear juicios.
Si alguna vez en la historia hubo un mecanismo de solución de controversias que sólo toma en cuenta a una de las partes y que viola los principios básicos, este es dicho mecanismo. Es por esto que me uní a líderes expertos en asuntos legales en EE.UU., incluyéndose entre ellos a profesionales de las Universidades de Harvard, Yale y
Berkeley, en el envío de una carta al presidente Barack Obama explicándole cuán perjudiciales son estos acuerdos para nuestro sistema de justicia.
Los partidarios estadounidenses de tales acuerdos señalan que EE.UU. han sido demandado solamente un par de veces hasta ahora, y no ha perdido un solo caso. Las corporaciones, sin embargo, apenas están empezando a aprender cómo utilizar estos acuerdos para su beneficio.
Y los abogados corporativos de alto costo en EE.UU., Europa y Japón probablemente superen a los deficientemente remunerados abogados de los gobiernos, quienes intentan defender el interés público. Peor aún, las corporaciones de los países avanzados pueden crear filiales en los países miembros a través de las cuales invierten nuevamente el dinero en sus países de origen y posteriormente plantean demandas judiciales, lo que les brinda un nuevo canal para bloquear las regulaciones.
En caso de que hubiera una necesidad de mejorar la protección de la propiedad, y en caso de que este mecanismo privado y caro para la resolución de controversias fuese superior a un poder judicial público, deberíamos estar cambiando la ley no sólo para las adineradas empresas extranjeras, sino también para nuestros propios ciudadanos y pequeñas empresas. Pero nada indica que este sea el caso.
Las reglas y regulaciones determinan en qué tipo de economía y sociedad viven las personas. Dichas reglas y regulaciones afectan el poder de negociación relativo, con importantes implicaciones para la desigualdad, que es un problema creciente en todo el mundo. La pregunta es si debemos permitir que las corporaciones ricas usen disposiciones ocultas en los llamados acuerdos de comercio para dictar cómo vamos a vivir en el siglo XXI. Espero que los ciudadanos en EE.UU., Europa, y el Pacífico respondan con un rotundo no.
*Premio Nobel de Economía
(Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos)

La Constitución de las corporaciones

 Por Sandra Russo
Se llama ISDS. Es la cláusula crucial, el corazón del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el ITTP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión), que puso al rojo vivo al Parlamento Europeo esta semana. El martes iba a votarse en Estrasburgo un informe de cien páginas que, de ser aprobado, constituiría la hoja de ruta para que la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmstrom, continuara las negociaciones hacia el ITTP. Pero a las 17.45 de esa tarde, la única repentina votación que tuvo lugar fue la suspensión de la votación sobre el informe. Algo hacía zozobrar su aprobación. Los verdes y la coalición de las izquierdas lo vetaban, y los conservadores y “populares” lo apoyaban. Los socialistas fueron los que dieron la nota con sus vaivenes: después de haber objetado la cláusula ISDS en un primer momento, la habían reincorporado en un segundo momento. En un tercero, que fue la tarde del martes, algunos eurodiputados socialistas avisaron que volvían a rechazarlo. El informe no se votó, en síntesis, porque corría serio riesgo de ganar el No.
Las siglas acá no son inocentes. Encubren, como es costumbre. Millones de europeos, desde sus casas, sus crisis, sus vacilaciones cotidianas, no logran perforar el significado de esas chapas que parecen nombrar moléculas o minerales, pero que designan una maniobra política sin precedentes que, de ser aprobada, decapitaría las respectivas legislaciones municipales, estaduales y nacionales europeas, para imponer, liso y llano, un gobierno corporativo en la Zona Euro. Y no es que sea tan difícil de entender. Es que el ITTP navega sólido por las aguas mediáticas que lo acunan, acolchado por las grandes pautas, que pagan las corporaciones. Los grandes medios europeos son exactamente iguales que los grandes medios de cualquier parte. No se rigen por el criterio del derecho a la información, sino por la del actual capitalismo desmechado, que es la madre de todos los borregos.
La cláusula ISDS propone la solución a eventuales futuros conflictos entre una corporación y un Estado. Así como se lee, y todo lo que sigue es así como se lee. Es necesario comprender la magnitud siniestra de la cláusula ISDS para advertir lo que está en juego, que no es otra cosa que la soberanía de cada Estado que lo firme. Porque... ¿cómo se solucionarían los futuros conflictos entre una corporación transnacional y un Estado en virtud de esa cláusula? Ah, fácil: si una corporación de cualquier tipo considera que una ley nacional, autonómica o local le impide obtener “los beneficios esperados”, puede demandar a ese Estado ante... una corte privada formada por “tres árbitros” que decidirán si ese Estado debe indemnizar a la corporación. ¿A qué renuncian los Estados firmantes de esa cláusula? Nada menos que a su propia legislación. ¿Y qué aceptan a cambio? Cortes privadas que fallen entre lo privado y lo público. A ese nivel de perversión llega el neoliberalismo, que no está muerto ni pasado de moda ni arrepentido ni replanteado. Es el mismo de siempre. El de la población sacrificable y los territorios inviables.
La presidenta del Trasnational Institute, Susan George –una investigadora social de larga trayectoria, presidenta honoraria de Attac Francia–, dijo en la previa a la cumbre de la UE y la Cepal esta misma semana, en referencia a las discusiones frenéticas que se dan en la UE en relación con el TTIP: “Tenemos que revertir la ideología neoliberal apelando a los principios de derechos humanos. De lo contrario, Estados Unidos seguirá ahondando en la senda que abrió con el Nafta –el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá-, y acabará firmando dos acuerdos similares, uno con la UE, el TTIP, y otro con la Alianza del Pacífico, el TPP. Pasará a controlar así el 60 por ciento del PBI mundial, y el 75 por ciento del comercio global”. Sobre el TTIP y su cláusula venenosa, George fue tajante: “Es una horrible pieza de legislación. Se les dará a las empresas la oportunidad de deshacer todo el trabajo que se ha hecho en Europa por construir un modelo social en beneficio de las personas y los trabajadores”.
Por su parte, Lola Sánchez, eurodiputada del español Podemos, dijo que quienes se oponen al TTIP en el Parlamento Europeo no sólo están dando sus razones hacia adentro del recinto, sino tratando de hacerse escuchar por los ciudadanos, “para que la gente se entere de qué es lo que se está tramando”. Es impensable, salvo bajo el conocido hechizo de “lo inevitable” que plantea el neoliberalismo, que dirigencias responsables se inclinen tanto, que cedan hasta sus respectivas jurisdicciones legislativas bajo la promesa una y otra vez falaz de inversiones que, si llegan, mandan sus ganancias a sus bases, en muchos casos paraísos fiscales.
“Es necesario pararlo antes de que avance –seguía Lola Sánchez–, y por supuesto no permitir que esto se apruebe nunca. Esto es un golpe de Estado. Es la Constitución de las corporaciones.” Esto es lo que sigilosamente se arrastra bajo la buscada descomposición de Europa, porque es imposible que quienes ponen el barco en esa dirección no sean conscientes de lo que hacen, que en definitiva es preparar el paisaje de carroña para que lleguen los buitres confesos o disimulados. Es oportuno subrayar que la eurodiputada española usa la expresión “golpe de Estado” en una nueva acepción, muy lejos ya de las irrupciones militares en la América latina de los ’70, más cerca de las actuales desestabilizaciones institucionales que conocemos por aquí. Pero está hablando de otra cosa, de una forma embrionaria de imposición de reglas por parte de las empresas no ya a los gobiernos, sino directamente a los Estados. Concluía Sánchez: “Están haciendo un proceso deconstituyente. No tenemos, ni la Comisión Europea ni el Parlamento Europeo, mandato para deconstruir el andamiaje legal y el aparato jurídico y legislativo que tenemos”.
Tan feroz es el avance que pretenden las corporaciones, que los eurodiputados de las nuevas fuerzas políticas exigen que se lo tome como lo que es, una nueva Constitución, que para ser aprobada debería pasar por un referéndum país por país. Lo que se enuncia como “libre comercio” es el modelo de mundo unipolar que se les está escurriendo entre los dedos.
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La II Cumbre UE-CELAC debate cómo seguir articulando propuestas de resistencia y alternativa a los tratados de comercio e inversiones
Reclamando la soberanía de los pueblos frente a la arquitectura de la impunidad
Gorka Martija
La Marea/OMAL
A lo largo de esta semana, entre el lunes 8 y el miércoles 10 de junio, con ocasión de la II Cumbre UE-CELAC, diferentes movimientos sociales de Europa y América Latina —y también de países de otras latitudes como Sudáfrica o Filipinas—, se han dado cita en Bruselas para debatir sobre cómo seguir articulando propuestas de resistencia y alternativa a los tratados de comercio e inversiones y frente al poder de las empresas transnacionales.La convocatoria de estos días de movilización sigue la estela de la red birregional Enlazando Alternativas, una dinámica de los movimientos sociales por la que, desde el año 2004, viene fomentándose la suma de esfuerzos por parte de organizaciones y plataformas de ambos lados del Atlántico, aprovechando la celebración bianual de las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, para confrontar esa arquitectura de la impunidad formada por la maraña de tratados de “libre comercio” que se han generalizado a nivel global en las últimas décadas.
Como integrantes de esta red, así como de la campaña global Desmantelemos el Poder Corporativo, varios miembros del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) hemos estado estos días en Bruselas tomando parte activa en las movilizaciones y en los enriquecedores debates que allí tuvieron lugar. Igualmente, hemos podido participar en la Cumbre de los Pueblos, impulsada por el movimiento de solidaridad con el ALBA-TCP y el gobierno venezolano, que se ha realizado de manera paralela pero guiada por un espíritu contrahegemónico similar. Como dijo en esta cumbre alternativa Luis Nieto, coordinador de Paz con Dignidad, “con casos como el de la transnacional Chevron-Texaco en Ecuador queda claro que en la lex mercatoria se anteponen los negocios de las empresas transnacionales a la soberanía de los pueblos”.
Con la vista puesta en Estrasburgo
Pese a no tratarse de una cuestión directamente vinculada con las relaciones birregionales entre la UE y América Latina, la votación que debía haberse realizado el pasado miércoles en el Parlamento Europeo —que esta semana, mientras los presidentes y jefes de Estado se reunían en Bruselas, llevaba a cabo sus sesiones en Estrasburgo— sobre el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones entre EEUU y la UE (TTIP) impregnó el ambiente durante toda la cita. De hecho, la postura de rechazo frontal de este acuerdo comercial por parte de estas redes de movimientos sociales fue recogida en la carta abierta a los gobiernos de la UE-CELAC aprobada por el plenario de cierre de las jornadas. Por eso, la noticia de la posposición de la votación, motivada realmente por la ausencia de certezas sobre el margen de aprobación que finalmente pudiera resultar, fue vivida como una especie de victoria.
La necesidad de reforzar la solidaridad con el pueblo griego frente a los embates de la supuestamente extinta Troika fue también una constante, así como las reflexiones de los compañeros y compañeras del otro lado del océano en torno a la ironía que supone el hecho de que en Europa se viva hoy la misma pesadilla que desde los años ochenta asola tierras latinoamericanas. En este sentido, el imperativo para los pueblos europeos es claro: convertir el TTIP en nuestro ALCA, derrotándolo y abriendo un nuevo ciclo histórico en la región, como sucedió en Mar del Plata en 2005.
Contra la lex mercatoria y por la unidad latinoamericana
Han sido muchos los temas abordados en estos días, como muchos son los movimientos que se han desplazado hasta Bruselas para aportar la visión de sus respectivas luchas respecto a los retos regionales y globales que, en el marco de la crisis civilizatoria que estamos viviendo, hoy enfrentamos.
Entre ellos, sin duda, el Tratado Internacional de los Pueblos para el Control de las Empresas Transnacionales ha ocupado un lugar central, en tanto que herramienta valiosa de lucha contra la impunidad de las grandes corporaciones. Porque, como dijo Juan Hernández Zubizarreta, profesor de la Universidad del País Vasco y miembro de OMAL, este tratado alternativo “entronca con una concepción del Derecho Internacional radicalmente diferente a la oficial, con una perspectiva que se aleja de la diplomacia de los Estados y de los organismos interestatales”. Hernández aportó diferentes elementos de análisis al respecto, como la versatilidad de una herramienta que combina un cambio de paradigma, apostando por una transformación del Derecho Internacional que sea construida desde abajo, con un gran potencial de ser una propuesta inmediata y factible en el corto plazo. En la misma línea, Simona Fraudatario, miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos, remarcó la necesidad de reactivar la Carta de Argel de 1976, dotando de un hilo histórico a las resistencias actuales.
La denuncia del extractivismo también fue una constante entre las participantes, destacando la aportación desde el prisma africano de David Fig y Thoko Madonko, que pusieron el foco en el sector minero en Sudáfrica, así como en la especialmente sangrante situación de la industria extractiva de coltán en la República Democrática del Congo, vinculada a la producción de teléfonos móviles que, huelga decirlo, no tiene en la ciudadanía congoleña a su principal nicho de consumidores, aunque sí de víctimas. Por otro lado, el aumento del peso de este tipo de actividades en América Latina ocupó un espacio de reflexión destacado, como no podía ser de otra manera, toda vez que se trata de un elemento nuclear de las agendas de la práctica totalidad de movimientos sociales de la región.
Fueron muchas las personas que destacaron los nuevos retos que se avecinan en Latinoamérica en torno a la renovada ofensiva de la derecha neoliberal en la región, que camina en paralelo a nuevos intentos por hacer avanzar los acuerdos de “libre comercio” por parte de la Unión Europea. Así, la necesidad de una evaluación pública y democrática de los impactos de los Acuerdos de Asociación de la UE con México y Chile; la demanda de no ratificación de los acordados con Colombia, Perú y Centroamérica; y el llamado al Mercosur y a sus países componentes a no reiniciar las negociaciones con la Unión, han ocupado un espacio privilegiado en los debates celebrados.
A este respecto, tanto Alberto Villarreal, de Amigos de la Tierra Internacional, como Graciela Rodríguez, de la Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (REBRIP), coincidieron en la necesidad de fortalecer las dinámicas que, no sin contradicciones, tratan de avanzar hacia la consolidación de la unidad latinoamericana. Para ello, se trata de reforzar las alianzas de los gobiernos progresistas con los sectores populares más combativos, demandando a los países de Mercosur que no se dejen llevar por los cantos de sirena de la Unión, que pretende profundizar relaciones en términos de bilateralidad con países como Brasil o Paraguay, rompiendo así la unidad del bloque. Y es que la UE siempre ha sido, pese a la retórica, enemiga de una verdadera integración regional de América Latina.
Este año, dos citas cruciales
2015 va a ser un año con dos fechas marcadas en rojo en el calendario de estas redes y plataformas de solidaridad internacional.
Por un lado, en diciembre se celebrará en París la cumbre multilateral contra el cambio climático, que resituará los parámetros de acción global establecidos en Kyoto. Los movimientos sociales, los colectivos ambientalistas, las organizaciones sindicales y contra la austeridad se movilizarán en paralelo para tratar de trasladar la presión de la sociedad civil en favor de un cambio de modelo integral que nos permita afrontar la crisis ecológica global que padecemos.
Por otro lado, y más cercano en el tiempo, a principios de julio se celebrará la sesión de constitución del Grupo de Trabajo Intergubernamental de la Comisión de Derechos Humanos de la ONUpara la elaboración de un instrumento internacional vinculante en materia de empresas y derechos humanos, recogiendo así el guante de la iniciativa aprobada hace un año para la negociación de una normativa multilateral vinculante que vele por evitar la violación de los derechos humanos por parte de las transnacionales.
Como denunció María Fernanda Espinosa, representante de la misión permanente de Ecuador ante las Naciones Unidas en Ginebra, la UE conforma un bloque de oposición sin fisuras a este instrumento de fiscalización de las multinacionales, fomentando maniobras dilatorias como la no participación en las reuniones como vía para vaciar de contenido el futuro grupo de trabajo, planteando exigencias como que este no sea presidido por personas consideradas por la Unión como “parciales” y proponiendo, en lugar de personas vinculadas al gobierno ecuatoriano —principal impulsor institucional de la iniciativa—, a perfiles pretendidamente técnicos como el de John Ruggie, precursor del Global Compact y exrepresentante especial del secretario general de la ONU sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Trata de mujeres y trabajo sexual: ¿abolición o reglamentación?

 Según Fondation Scelles, más de 40 millones de personas son prostituidas globalmente; la ONU estima que la cifra de las víctimas de trata, a nivel mundial, es de 2 millones y medio de personas, de las cuales un 85% es destinado a la explotación sexual.
Según un informe de 2006 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el 87 % de las víctimas de trata eran destinadas a la explotación sexual. Algunas feministas denuncian que la trata se está convirtiendo en el principal modo de abastecimiento para la industria global del sexo, proveyendo de mujeres forzadas a “trabajar por deudas” en la prostitución callejera o prostíbulos, en clubes de strippers, en la pornografía, etc.
Pero mientras esto sucede –convirtiendo en cada vez más minoritario al grupo de mujeres que se prostituyen sin ser explotadas por un proxeneta–, la Organización Internacional del Trabajo, grandes organizaciones internacionales por los derechos civiles y distintos Estados, impulsan la sindicalización de las mujeres en situación de prostitución. En el feminismo, la brutal contradicción entre la proliferación de las redes de trata, la creciente cifra de mujeres desaparecidas y/o secuestradas y, por otro lado, la fuerte presión internacional para la legalización de la prostitución, encendieron nuevamente el acallado debate entre abolicionistas y regulacionistas del siglo XIX.
Un extenso debate –imposible de abordar en este espacio-, en el que el regulacionismo propone que el Estado legalice la prostitución y, por lo tanto, se reglamente la instalación de prostíbulos, las formas de explotación de las mujeres, los controles sanitarios y, por otro lado, el abolicionismo, que considera a la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres, combate el proxenetismo y lucha por desterrarlo. Este debate, actualmente, se expresa como una tendencia que aboga por la consideración de la prostitución como trabajo y, por tanto, su encuadramiento como cualquier otro oficio, con derecho a sindicalización y, por otro lado, una corriente que considera posible que la sociedad desestime el consumo de prostitución –lo que conduciría a su desaparición–, mediante el reforzamiento del poder punitivo del Estado vuelto contra el cliente8.
Las primeras discuten a las abolicionistas que los daños que ocasiona la estimagtización social de la prostitución es más dañino que lo que las segundas quieren encontrar como las consecuencias psíquicas gravosas de su ejercicio. Las segundas discuten a las regulacionistas cuál es la delgada línea que separa al sindicato de una organización para proteger los derechos de las mujeres de una nueva organización proxeneta. Sin embargo, tanto unas como otras ponen, en el mismo Estado capitalista que legitima y reproduce la milenaria opresión de las mujeres, la responsabilidad de regular la vida de las prostitutas o la responsabilidad de castigar a sus consumidores.
Lejos de todo moralismo, reconocemos que la prostitución es inseparable de las sociedades de clase y, por lo tanto, es inseparable del capitalismo. Pero reconocer que sólo acabando con todas las formas de explotación y opresión, podremos acabar con la prostitución, no es razón para no defender los derechos de las personas en esta situación –entre quienes las mujeres son mayoría absoluta–, a su autoorganización, exenta de la injerencia de proxenetas (sean fiolos o empresarios) y del Estado (sea regulacionista o punitivo). Combatimos la estigmatización, la persecución y marginación social, al tiempo que denunciamos y enfrentamos la represión policial de la prostitución. Denunciamos la complicidad de las fuerzas represivas del Estado, sus funcionarios políticos, la justicia y poderosos empresarios en el funcionamiento y la impunidad con la que operan las redes de trata. Contra la utopía abolicionista, acompañamos y promovemos la lucha por exigir al Estado capitalista y sus gobiernos la garantía de un trabajo digno, acceso a la salud, la educación, la vivienda y un salario que cubra las necesidades básicas de las personas. Pero lo hacemos con la mirada puesta en una sociedad donde abunden las horas para el ocio y la insatisfacción de las más primarias necesidades sea un vago recuerdo de la prehistoria humana.
1. Aunque no deja de ser sugestivo que, también hoy nos encontramos con mujeres que son secuestradas y explotadas sexualmente, como sucedía con las esclavas en los antiguos imperios –que eran raptadas y arrancadas de sus tierras nativas para ser ofrecidas al servicio sexual de los dignatarios vencedores.
2. F. Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Buenos Aires, Claridad, 1941.
3. Íd.
4. Una investigación de la época muestra que más del 90% de las mujeres detenidas por ejercicio de la prostitución en la prisión de Millbank eran hijas de obreros, mientras las madres de más de la mitad de ellas, habían sido sirvientas, vendedoras ambulantes o lavanderas. Otros estudios exponen de qué manera aumenta el número de mujeres dedicadas a la prostitución, al tiempo que aumenta la incorporación de mujeres como obreras en las distintas ramas industriales y el comercio. Citado por J. Walkowitz en Prostitution and Victorian Society, Cambridge, Cambridge University Press, 1980.
5. A. Bebel, La mujer y el socialismo, La Habana, Editorial de las Ciencias Sociales, 1979.
6. Sheila Jeffreys, La industria de la vagina. La economía política de la comercializaci.ón global del sexo, Barcelona, Paidós, 2011.
7. Íd.
8. Una de las campañas globales más destacada es la que toma como slogan “Sin clientes no hay trata”.

Andrea D‘Atri
 IDZ
Número 7, marzo 2014.

LA CAMPORA SE DESILUCIONARA CON SCIOLI

Christian Castillo: "La Cámpora se va a desilusionar con un gobierno de Daniel Scioli"

El diputado bonaerense y precandidato a gobernador por el FIT aseguró que el actual mandatario representa "el ajuste"; "Cristina no se va a ir a El Calafate a tomar mate", dijo
Por   | LA NACION







Christian Castillo cree que el próximo presidente podría ser Daniel Scioli, pero lejos de elogiarlo, lo criticó muy duro.
Para el diputado bonaerense y precandidato a gobernador por el Frente de Izquierda (FIT), una gestión en Casa Rosada del actual mandatario provincial será de "ajuste" y dejará huérfano al ultrakirchnerismo, especialmente a los jóvenes de La Cámpora.
Docente universitario y dirigente del PTS, Castillo habló en la redacción de LA NACION y no sólo apuntó contra Scioli, el candidato mejor posicionado en las encuestas, sino también al líder de Pro,Mauricio Macri, y al jefe del Frente Renovador,Sergio Massa.
Consideró que Cristina Kirchner no dejará la actividad política a partir del 10 de diciembre -"No la veo yéndose a tomar mate a El Calafate", opinó- y, en medio de las negociaciones salariales y el paro general anunciado para el 9 de junio, criticó a la "burocracia sindical" y advirtió que los trabajadores "no van a aceptar pasivamente" medidas de ajuste.
-¿Es un suficiente el aumento del 27% al que llegó la UOM, UOCRA y Comercio, entre otros gremios, como quería el Gobierno?
-El Gobierno hizo un ajuste poniéndole un techo a las paritarias por debajo de la inflación. Compraron la teoría ortodoxa que dice que los salarios generan inflación, aunque por otro lado hay un festival de los especuladores con los bonos. Es el ajuste que quieren tanto Scioli como Macri y Massa.
-¿Los gremios claudicaron frente al Gobierno?
-Los sectores de la burocracia sindical vienen siendo oficialistas y obedientes. Pero esto les va a crear un importante descontento en las bases obreras. Ya lo dijo el propio Antonio Caló en la UOM: "Me van a terminar colgando del Obelisco".
El Gobierno hizo un ajuste poniéndole un techo a las paritarias por debajo de la inflación
-Y ahora que cerró al 27 por ciento, siguiendo con la metáfora, ¿lo "van a colgar"?
-No (risas). Pero sí habrá un crecimiento de la rabia de los trabajadores. El mínimo de un obrero metalúrgico llega apenas a 6500 o 6700 pesos y hay fábricas donde las jornadas de trabajo a veces son de 10 o 12 horas.
-¿La estrategia del Gobierno de poner un techo a las paritarias profundiza las razones del paro del 9 de junio?
-Hay razones para que la clase obrera: desde rechazar el impuesto al salario hasta pedir un sueldo mínimo similar a la canasta familiar, valuada entre 12.000 y 14.000 pesos. El problema del paro es que lo convocan los sectores burocráticos sin llamar a asambleas y tienen esta relación pendular de parar y hacer tregua. No quieren desplegar la fuerza de los trabajadores para poder lograr conseguir los reclamos.
-¿A quién te referís?
-Los transportistas, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo; los que convocan.
-¿Cómo explicás la postura de la izquierda, que critica a Caló y a Moyano, pero se adhiere al paro? Facundo Moyano dijo que "se cuelgan del paro de la CGT".
-Nosotros golpeamos juntos y marchamos separados. Si Caló en vez de hacer este acuerdo a la baja, hubiera hecho el paro de 36 horas, nuestros compañeros metalúrgicos hubieran estado en la primera fila de la huelga. Nosotros venimos exigiendo un verdadero plan de lucha. Queríamos un paro de 36 horas con movilización, pero esto va a volver a ser un paro matero y dominguero a lo que hace a la convocatoria. Si hubiese ciento de miles en las calles, se estaría más cerca de conseguir los reclamos.
-¿Y por qué no hace la izquierda un paro así por su lado?
-No tenemos la conducción de los trabajadores para lograr imponer un paro. No somos ingenuos y sabemos que constituimos una minoría en la clase obrera, pero jugamos un papel importante. Por ejemplo, en la gran lucha contra los despidos en Lear estuvimos nosotros. Ahí no se lo vio a Facundo Moyano.
Queríamos un paro de 36 horas con movilización, pero esto va a volver a ser un paro matero y dominguero a lo que hace a la convocatoria
-¿Habrá piquetes el 9 de junio?
-A este paro le vamos a dar nuestra propia impronta, seguramente con piquetes y movilización, aunque todavía esperamos el pronunciamiento de las asambleas.
-Criticaste a Scioli, Macri y Massa por ser los "candidatos del ajuste". ¿Por qué son los mejor posicionados en las encuestas?
-Hay una operación de llevar la discusión hacia la derecha y a eso se adaptan la oposición y el oficialismo. Los factores de poder quieren llevar el panorama hacia la derecha, lo que no significa que los trabajadores o la juventud acepten políticas en contra de sus intereses sin resistir. Quien crea que acá se está votando por un ajuste está equivocado. Esto no va a aceptarse pasivamente.
 
"Después de las elecciones, Cristina Kirchner no se va a ir a El Calafate a tomar mate", aseguró el diputado bonaerense. Foto: LA NACION / Aníbal Greco
-¿Hay fin de ciclo kirchnerista?
-Si el oficialismo gana va a ser un oficialismo muy distinto, porque la cabeza de la coalición política la va a tener el sector más conservador.
-¿Lo decís por Scioli?
-No sé quién va a ganar, pero la coalición kirchnerista, que tenía un sector con discurso progresista, aunque venían del menemismo, será encabezada por el peronismo más conservador de los intendentes y gobernadores.
-Cristina dijo hace tiempo que a la izquierda del kirchnerismo está "la pared".
-Esa pared fue traspuesta por la población que votó al FIT. Esa pared es un dique que cambió. Y no creo que Scioli cambie ese discurso; él es amigo de todas las corporaciones, de la embajada norteamericana, de las conducciones sindicales burocráticas y tiene un discurso de la demagogia punitiva abierta. El kirchnerismo duro, que es Unidos y Organizados o La Cámpora, que se ha hecho del control del aparato estatal, no sé qué hará. ¿Qué va a pasar si pierden el Ejecutivo? ¿Qué va a hacer, cómo va a actuar frente a un ajuste de Scioli? Yo creo que se van a desilusionar.
-¿La Cámpora va a quedar huérfana con Scioli?
-Tenemos un antecedente que fue cuando todo un sector de la izquierda peronista se menemizó. Ese pragmatismo peronista podría darse perfectamente en las cúpulas, que viven en Puerto Madero o en barrios privados, pero las bases no están de acuerdo con eso. Porque el kirchnerismo trató de legitimarse con banderas de izquierdas, pero después hicieron todo lo contrario: descuelgan el cuadro de Videla pero ponen a Milani al frente del Ejército, sacan a Repsol pero le dan una indemnización millonaria, votan una ley de hidrocarburo pero le entregan todo a Chevron, y hablan contra los buitre pero son pagadores seriales.
-¿Qué va a hacer Cristina después de dejar la Casa Rosada?
-Puede ser candidata a algo o recluirse y esperar y volver en 2019. Dudo que vaya a retirarse. No es alguien que dé la impresión de irse al Calafate a tomar mate. Va a seguir siendo una presencia política importante.
El PO quiere encabezar la fórmula presidencial, el primer diputado en Buenos Aires, el primer diputado en Capital y el primer legislador porteño; creemos que eso no corresponde con la realidad del peso de cada organización del FIT
-Sos diputado en la provincia, ¿podés rescatar algo del gobierno de Scioli?
-Nada. Scioli sólo puede decir que pobló de policías la provincia, pero no hizo nada contra la inseguridad. Al sostener un aparato como la Bonaerense, responsable del manejo del gran delito, reproduce eso y le dan más poder de fuego. Y otra gravedad en el territorio es el déficit habitacional. Si uno recorre la autopista Buenos Aires-La Plata, siguen estando las mismas villas que hace años. Es decir, Scioli por un lado crea miserias y por otro, un aparato represivo para reclutar mano de obra.
-¿Vas a ser precandidato a gobernador por el FIT, como Néstor Pitrola? ¿Habrá internas?
-Desde el PTS propusimos precandidatos en noviembre, donde yo voy como gobernador bonaerense y [Nicolás] Del Caño como presidente. No fue una posición de ultimátum, sino para abrir el debate interno. Y el PO [Partido Obrero] tiene la pretensión de encabezar la fórmula presidencial, el primer diputado en Buenos Aires, el primer diputado en Capital y el primer legislador porteño. Creemos que eso no correspondía con la realidad del peso de cada organización del FIT.
-¿Por qué Del Caño podría ganar en la interna a Jorge Altamira, que es un dirigente histórico?
-Nicolás a logrado una empatía con los jóvenes y trabajadores precarios. Y le fue muy bien en Mendoza. Cuando teníamos que reabrir las discusiones del FIT, el PO salió con la fórmula Altamira-Giordano. Si tenemos que ir a internas, las PASO permiten la unidad del frente, pero seguimos abierto a un acuerdo global.Hoy no hay negociaciones formales, sólo tenemos las precandidaturas.
-¿Hay peligro de rotura del FIT?
-De nuestra parte no. Lo que no significa que no tengamos debates internos. Nosotros defendemos el acuerdo del FIT a rajatabla y todas las luchas obreras

sábado, 23 de mayo de 2015

MOUSLAND. Tierra de Ratones. Y estas elecciones????










Tommy Douglas
fue conocido por su narración de la fábula de "Mouseland", en la que compara a los votantes con ratones, y la forma en que ambos eligen a los gatos negros o blancos como sus políticos, pero nunca sus propios ratones: lo que significa que los trabajadores y sus intereses generales no estaban siendo atendidos por la elección de los políticos ricos de los partidos liberal y conservador (gatos blancos y negros), y que sólo los trabajadores, su clase (ratones), podrían servir a sus intereses.

Thomas Douglas (20 de octubre de 1904 - 24 de febrero de 1986). Nacido en Escocia, fue pastor Bautista, prominente político socialdemócrata canadiense, líder de la Federación Cooperativa de la Commonwealth de Saskatchewan (CCF) a partir de 1942 y el séptimo primer ministro de Saskatchewan desde 1944 a 1961. Condujo el primer gobierno socialista de Norteamérica e introdujo el sistema de salud público universal en Canadá.

domingo, 17 de mayo de 2015

TRABAJO Y POBREZA


Argentina: La relación entre trabajo y pobreza

Dos informes analizan la situación del mercado laboral en este país. Uno realizado por Ianina Harari, investigadora del CONICET e integrante del Centro de Estudio e Investigación en Ciencias Sociales. El otro elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). Ambos concluyen que tener trabajo hoy en Argentina no es garantía para no ser pobre. Por Red Eco Alternativo

Argentina - Ianina Harari, investigadora del CONICET y del Centro de Estudio e Investigación en Ciencias Sociales, aporta datos para analizar el actual modelo que el gobierno define como creador de empleo, confrontándolos con la década de los ’90.
Uno de los elementos que menciona es el de la “calidad del empleo”, en cuanto al trabajo registrado, no registrado y las diferencias salariales entre ambos. “Mientras el promedio de empleo no registrado en la década del ’90 se ubicó en torno al 40%, en 2014 tenemos un 34,3% de trabajadores ‘en negro’. Tras 10 años, solo se ha mejorado en 6 puntos el registro de trabajadores, mientras que la diferencia salarial entre trabajadores registrados y no registrados se incrementó. En 2001 un trabajador ‘en negro’ cobraba el 73% del salario de un trabajador ‘en blanco’. Para 2013 ese porcentaje disminuyó al 62%”.
Otro de los indicadores que aporta para observar son las actividades que han generado mayor cantidad de empleos (construcción, agricultura, gastronomía), qué cantidad de trabajadores registrados y no registrados hay en ellas y cuál es la diferencia salarial entre ambos. “Estas ramas pasaron de contener el 58% del empleo en 2003 al 61,46% en 2012. Se trata de las ramas con mayor empleo en negro y salarios más bajos. Por ejemplo, construcción tiene un 70% de trabajo no registrado. Mientras los obreros en blanco de ese sector ganan un promedio de 7.300 pesos, los que están en negro, perciben 3.700 pesos en promedio”.
Salario: de lo nominal a lo real
El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) en su último Informe sobre el Mercado Laboral y las Condiciones de Vida (2014) releva la evolución del salario que surge de la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Indec. “Se observa que en 2014 los trabajadores sufrieron un enorme desplome del salario real, el que experimentó una caída interanual del -6,1% producto de incrementos salariales nominales que se ubicaron en el +29,6% interanual, muy por debajo del alza acaecida en el nivel de precios: +38,0% interanual. De esta manera, el poder adquisitivo del conjunto de la fuerza laboral empleada retrocedió hasta situarse en los niveles de los años 2008-2009”, concluye.
“El ingreso medio de los ocupados quedó ubicado a fines del 2014 en apenas 6.064 pesos, encontrándose un 20% por debajo del monto de la Canasta Básica Total que estimamos para una familia tipo del GBA, valuada en 7.720 pesos y el 54,7% del valor de una Canasta de Consumo Familiar promedio de 14.110 pesos”, agrega.
Al desglosar este análisis detalla: “Las jubilaciones y las pensiones (tanto contributivas como no contributivas) perdieron un 5,5% en su poder de compra. Por otra parte, los montos transferidos a través del Programa Argentina Trabaja, registraron una pérdida anual del 27,6% en su poder adquisitivo si se toma el monto básico de 1200 pesos, que se mantiene fijo desde el lanzamiento de este Programa en el año 2009. Igualmente, durante el 2014 se aumentaron los complementos por productividad y presentismo que se otorgan a los miembros de Argentina Trabaja, los cuales pasaron de 450 a 800 pesos y de 350 a 600, respectivamente. De este modo, los receptores que además del básico cobraron estos complementos, pasaron de percibir 2000 a 2600 pesos, un incremento nominal del 30%, que en términos reales significó una reducción del 5,8%. A ello se suman otros programas, como el Seguro de Desempleo, el Programa de Empleo Comunitario, el Seguro de Capacitación y Empleo y el programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, cuyos montos nominales se mantienen estancados hace años en niveles paupérrimos, generando significativas pérdidas en el poder de compra de sus destinatarios. Asimismo, no sólo los montos transferidos a través de los distintos programas sufrieron reducciones en su poder de compra, sino que tampoco hubo modificaciones significativas en la cobertura”.
En la misma línea, la investigadora del CONICET marca la caída en el poder adquisitivo de los salarios en la última década respecto a la década de los ‘90. “Mientras entre 1990 y 1999 el promedio salarial se ubicó en 6.079 pesos, entre 2003 y 2013 esta cifra descendió a 5.342 pesos. Además, en 2014, el nivel salarial ha caído un 9% respecto al 2013. El propio gobierno denuda estos datos cuando afirma que el 50% de los asalariados percibe hoy menos de 5.500 pesos”.
Condiciones laborales y salario: su vínculo con la pobreza
Para Harari, la precarización laboral y los bajos salarios son razones suficientes para asumir que la pobreza, además de tener una tendencia ascendente, alcanza a parte de los asalariados. “No es de sorprender que hoy la pobreza en Argentina se ubique en torno al 18%, aunque el gobierno se niegue a brindar datos oficiales. Lo más interesante cuando se analiza el nivel de pobreza es que ésta abarca a una porción cada vez mayor de asalariados. El 7,3% de los trabajadores en blanco se ubican por debajo de la línea de pobreza. Pero la situación es más grave entre los trabajadores en negro: un 31% son pobres. Ante este panorama, en Argentina existen alrededor de 13 millones de beneficiarios de planes sociales. Es decir, personas que aun dependen de la asistencia estatal para subsistir”.
A la misma conclusión arriba el IPyPP en su informe: Tener empleo no es hoy garantía de quedar por encima de la línea de pobreza. Tomando el universo de trabajadores que se consideran ocupados para el Indec (16.262.199) y contrastando sus ingresos con la canasta básica total de bienes y servicios, elaborada por este instituto, concluye que uno de cada cuatro ocupados es pobre (23,8%). “En términos absolutos, ello abarca a casi 3,9 millones de trabajadores”. Además no todos los ocupados logran cubrir las necesidades básicas de alimentos: “casi 900 mil trabajadores son indigentes en tanto no logran acceder a la Canasta Básica Alimentaria (5,5%)”, concluye el informe.
No hay datos oficiales de pobreza e indigencia porque el Indec no publica las canastas básicas desde mediados de 2013. Pero las mediciones regulares que realiza la comisión técnica de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)-Indec (integrada por técnicos que fueron desplazados de la Encuesta Permanente de Hogares - EPH - después de la intervención del organismo en 2007) determinaron que en diciembre de 2014 había 9,6 millones de personas pobres, es decir un 25,1 % de la población. El número de personas en condición de pobreza aumentó 4,4% entre el segundo semestre de 2013 y el mismo período de 2014.
La “redistribución” entre trabajadores
Se ha escuchado en varias oportunidades a la presidente defender la retención del impuesto a las ganancias sobre los salarios con el argumento que los trabajadores que ganan mas deben aportar para mejorar la situación de los que menos tienen.
Para la investigadora del Centro de Estudio e Investigación en Ciencias Sociales “aquellos que tributan Ganancias no necesariamente ganan fortunas. Sus salarios parten de los 15.000 pesos. Para que se entienda la magnitud de esta cifra hay que tener en cuenta que en la Ciudad de Buenos Aires una familia tipo que no es propietaria de una vivienda necesita 12.000 pesos por mes para vivir. Es decir, el Gobierno le quita a una parte de los trabajadores que ganan salarios no muy elevados, para darle a otra parte que gana salarios aún más paupérrimos. Esto no puede caracterizarse como una verdadera redistribución, porque ello consistiría en quitarles a los ‘ricos’ para darles a los ‘pobres’. Aquí, en todo caso, lo que vemos es que se intenta que los pobres se arreglen entre ellos con lo poco que reciben”.
Más para el capital y menos para el trabajo
En 2014, mientras que las ganancias operativas obtenidas por las 30 firmas más grandes que cotizan en bolsa aumentaron un 83,5%, se destruyeron 63 mil puestos de trabajo (si bien se crearon 77 mil empleos asalariados no registrados y 24 mil empleos por cuenta propia, se perdieron 173 mil puestos de trabajo registrado).
El aumento de la desocupación y la subocupación, las bajas en la tasa de actividad y empleo, el crecimiento de la precarización laboral y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, son el marco de la discusión paritaria en un año electoral de recambio presidencial.
Concluye el informe del IPyP sobre el impacto que tiene cuadro de situación con relación al crecimiento de la pobreza y la indigencia: “Hoy, en la más modesta de las estimaciones, hay 640 mil pobres más (que en 2013), que pueden ampliarse hasta 1,2 millones en la más realista de las proyecciones. De igual modo, los nuevos indigentes (hambrientos) de esta Argentina oscilan entre 114 mil y 397 mil personas (más que en 2013). El cuadro de desigualdad y pauperización con que terminó el 2014 indica la gravedad de un esquema económico que decide ponerle tope a los aumentos salariales".